Vecino Voyerista
Amo mi pega. Llegó todos los días a mi oficina en Santiago Centro como a las 9am, reviso los diarios, tomo desayuno en mi puesto y me pongo a contemplar la vista, no es tan grandiosa. Tenemos un gran edificio residencial justo al frente y en los últimos 6 meses he formado una especie de amistad con un vecino de aquel edificio.
Tal como un espía, he notado que como a eso de las 11am este tipo se levanta, no tiene cortinas en su pieza así que puedo ver casi todo. Se toma una ducha y vuelve envuelto en una toalla, para luego ponerse el calconzcillo, todo sin mucho pudor, muy exhibicionista y claro… tiene harto que mostrar el chiquillo, es un negrito bien musculoso con el medio pico o eso se alcanzaba ver.
Es chistoso porque todos me preguntan porque dejo las cortinas abiertas, si me llega todo el sol en la cara y pues… “no, es que me gusta la luz” les miento, mientras me corre el sudor por la cara. Debo estar siempre atento por si mi amigo aparece ¿no?.
Era una rutina de todos los días. Me di cuenta que vivía con un grupo, siempre salían varios de la ducha, se cambian de ropa en la pieza y se iban. Reconocía a este porque se tomaba su tiempo, se quedaba semidesnudo en la pieza, caminaba revisando su teléfono e incluso a veces bailaba. Me sentía mal a veces por observar como un voyersita, pero filo, estaba muy rico el hueón. Lo tenía demasiado fichado, aunque no era imposible saber qué hacia ¿dónde trabaja este huéon? está todo el día en su casa y se ducha varias veces al día. Igual lo entiendo, verano culiao caluroso de 2017.
Otras veces se quedaba en la ventaba viendo el paisaje y yo lo acompañaba, a veces cruzábamos miradas, pero me hacia el huéon y miraba para el otro lado o me iba a hacer un café cuando me sentía atrapado. Y así pasaron los meses.
La sorpresita…
Uno de esos días, tuve que hacer un tramite en el Chilexpress que estaba justo en el edificio e alfrente, el de este cabro. Uff, había una fila de mierda, así que espere no más po, y así esperando sentí que llegó alguien a la fila, se puso atrás, y no sé porque me entró la curiosidad, me di vuelta y adivinen, era el negrito. Se me paró el corazón (y un poco el pico) ¿me habrá reconocido? sí, me saludo amistosamente.
– ¡Hola! ¿Qué pasa amigo? ¿no me reconoce? – Me dijo con una sonrisa en la cara.
Y yo muy cínico, “eh.. ¿de dónde te conozco?” me dio miedo po, no sé. El tipo me respondió, “soy su vecino de al frente, nos vemos todos los días por la ventana jaja”.
– Ahhhh sí, ahora que lo dice sí… eh… ¿qué tal? – No sabía qué chucha decirle “¿ya te duchaste hoy o espero a las 15pm?” no po.
Es divertido porque nos pusimos hablar sobre cualquier cosa, era muy simpático (con la fila que había tuvimos mucho tiempo…) y además tenía un acento delicioso. Nos reíamos de como siempre nos veíamos pero no podíamos hablar (o sea, notaba que lo estaba viendo siempre) me moría de vergüenza, pero el no parecía molestarle para nada, era muy amistoso.
Estaba con un buzo negro y una polera sin mangas, o sea todos sus músculos están ahí mostrandose y yo con una cara de baboso. Creo que lo notó porque me empezó a coquetear, además se notaba que era de los míos, muy varonil y todo, pero se cachaba. Yo feliz, pero llegó mi turno así que pase, me despedí, pero me dijo lo esperará, que no se demoraría mucho.
Yo estaba dudoso, porque tenía que volver a la pega, había perdido como 30 minutos de colación ahí, pero pico, lo espere. Cuando salió al minuto, me preguntó si quería subir a su depa. No me demoré ni 3 segundos en decirle que sí. Caminando al lobby me bajó el miedo “¡Así es como matan a las personas!”, así repetía constantemente mi mamá luego de ver un documental de sicopatas por internet, pero filo, el calor me tenía atontado también. Todo ese miedo se disipó apenas entramos en el ascensor, se me acercó sin perder el tiempo y me comenzó a besar.
¡Qué labios más gruesos y qué manera de besar! creo que nunca me habían besado así, con tanta calentura. Me agarro el culo mientras lo hacia, estaba muy caliente. Llegamos a su depa y me comenzó a desvestir, a quitar la camisa, el hizo lo mismo con su polera y buzo, quedo en su calzoncillo pequeñito (estaba a punto de reventar) y seguían sus besos y agarrones. Se quito su última prenda y se fue al baño, me pidió que lo acompañara tomando su mano.
Se metió a la ducha mostrando su grandioso pico ¡Tremendo pico hueón! el hoyo me lanzaba besitos mientras lo contemplaba. El agua comenzó a recorrerle todo su cuerpo oscuro, me desvestí rápidamente para acompañarlo, estaba muy caliente el agua, aunque yo más, así que no me importó. Ahí nos quedamos, besándonos un ratito al mismo tiempo que nuestros picos chocaban erectos, nos frotábamos mutuamente. Tenía miedo pensando en lo que vendría. He aguantado picos grandes, pero nunca tanto como ese.
Quería chuparsela, pero cuando notó que quería bajar, me dijo “todavía no”. El bajó, me dio vuelta y metió su cara entre mis cachetes. Sensación culíá deliciosa, su lengua era tan versátil en mi hoyo, llegaba hasta los cocos, uso un par de deditos para prepararme, dilatando suavemente, nunca ningún activo había tenido tanta preocupación (casi lloré de la felicidad), estuvo ahí un buen rato mientras me pajeaba. No quería que terminará. Se paró y nos fuimos a la cama ¡Menos mal que no era la pieza que daba a mi oficina! por un momento la pensé.
Noté que en su velador tenía muchos condones, sacó uno y el lubricante. Me apuré, me subí a su cama y me puse al borde en cuatro, siguió comiéndome el poto, me echó algo de lube y con un dildo que tenía comenzó a introducirlo suavemente, me pareció raro, pero entendí, necesitaba esto primero o su pico me iba a destruir.
– ¿Esta listo? – me preguntó
– Dale
Como te explico su tamaño, su cabeza era gorda y hacia presión tan fuerte contra mi poto, sentía que me desgarraba, pero ya no podía parar. Solo gemia de dolor, pero no quería que parará ¿qué iba a pensar de mi? ¿que no me la podía? no señor, no podía dejar mal al país.
Cuando se dio cuenta que estaba sufriendo me dijo: “súbete”, ok, veamos qué tal pensé y mejoró bastante. Se acostó, apuntó la pichula y me senté de a poquito, por alguna extraña razón entraba mucho más fácil, además me dejó llevar el ritmo, así que empece a moverme despacio hasta acostumbrarme completamente y de ahí como una perra. Me llegaba justito, ¡qué manera de gotear!, ni me quería tocar por miedo a irme muy luego. Me movía de un lado hacia el otro, de arriba a abajo. Su carita no paraba de sonreír, muy coqueto, el hueón gemia bacán. Me encantaba notar que también la estaba pasando bien y que era por culpa mía, me sentía pasivo ganador.
Después que me cansé, me acosté, pero no me dieron tregua, tampoco la quería. Me tome las piernas, dejándole el culo complemente abierto y dispuesto para el caballero, se puso más lube y pa’ dentro más, Ya no sentía el poto, estaba anestesiado completamente, así que de ahí en adelante era pura ganancia no más. Intentaba tocarle el potito, lo tenía muy lindo. Le gustaba mirarme directamente a los ojos cada vez que llegaba al fondo. Mi cuerpo tiritaba completamente. Hicimos una laguna esa cama con tanto calor.
Me dio como por 10 minutos así, mis patitas ya estaban cansadas, rendidas, mi hoyo completamente destruido, tenía miedo de que no volvería a ser el mismo (bien huéon). Con todo eso, no quería que se acabara, era la mejor cacha de la vida, cada vez sudaba más y se impregnaba en mi piel, tenía un olor fuerte, a hombre, a macho.
Filo, no aguanté más, me quería ir, le dije despacio “me voy”, y me pidió que lo mirara a los ojos cuando lo hiciera, apure mano para prepararme y este hueón me embistió más fuerte que la chucha y boom, moco pa’ todos lados, me llegó hasta la cara, muy caliente todo. 1 minuto después me seguía dando y yo sufriendo, me la saco de una (ouch), se retiró el condón y me preguntó dónde la quería, no alcance a responderle cuando se aceró a mi cara y terminó como un toro. Creo que nunca había visto tanta leche junta saliendo de un solo tipo. ¡Medio grito que pegó! no se contuvo para nada, como de esos actores porno del MachoFucker (o así lo sentí).
Cerré los ojos y trate de meditar qué había pasado. Mi nuevo mejor amigo ya se había ido a la ducha, me gritó que lo acompañara. Salté de una, no quería perderme ningún momento con ese pico. Seguimos hablando puras hueás, nos reíamos mucho, me puso shampoo en la cabeza y me sobajeo entero, fue una ducha post cacha muy rica, muy intima. No soy de los que se pasa royos, porque pa qué, pero estuvo muy tierno.
Cuando recordé la hora, me apuré ¡Ya llevaba una hora y media fuera! y como dos llamadas perdidas de la pega ¡Chuu! me vestí rápido y le dije que tenía que salir corriendo. Me respondió que ningún problema, me pasó su número y me señaló que le avisará con anticipación la próxima vez que pase a visitarlo, que la primera vez era de cortesía y las siguientes costaban 40 lucas la hora. Me dio un beso en la boca y cerro la puerta. Ahí quede po’, consternado, impactada
Fue un camino bastante largo a la pega. bastante largo… ¿Me juzgarían si les digo que volví al menos dos veces?
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