Excelente Servicio: el Conductor del Uber
Jamás se me pasó por la cabeza que terminar con el Seba me liberaría tanto, onda, ya no me sentía culpable, me sentía feliz. Todo lo malo que creía que ocurriría si me alejará no paso.
El Seba no era una mala persona o eso creía cuando salimos, muchas de las cosas que hacía, cómo revisar el celular, ponerse mega celoso de hasta mis primos, eran pésimas actitudes que solo comprendí lo nefasta que eran cuando terminamos.
Lo cierto, es que estar soltero después de un pololeo largo y tóxico es extraño. No sabía muy bien cómo “volver a las pistas”, me inquietaba usar la apps, en especial luego que los heteros se adueñaron de Grindr. Así que volví con mis amistades, a juntarme con ellos, lo rico es que no le dieron color por haberme alejado, es más, me celebraron que terminará con el culiao.
Aunque ya había recuperado mi círculo, me faltaba lo otro. Era raro, no voy a mentirte, andaba más caliente que la chucha, me quería culiar hasta el vecino, me compré un dildo, de esos que vienen con una huea atrás pa instalarlo en cualquier superficie, hueón, me pajeaba a diario. Me costaba concentrarme en la pega. Prendía con agua. Te juro. Quería probar otros picos, sin culpa, sin sentirme mal, quería pico no más.
Fue en un carrete piola que conocí al Andrés, un mino de esos que tenis que ver dos veces pa’ cachar que son reales. El hueón rico, no es que me gustem rubios, pero tenía unos rizos dorados tan lindos, una cara de bebé de eso que solo aparecen en bel ami, onda la cagó. Era el amigo gay de la hermana del Pancho, otro amigo.
Busque en varias oportunidades la forma de acercarme a él, pero me daba demasiada mono seguirlo en Instagram, muy invasivo pensé. Hasta que Panchito se le ocurrió que salieron en grupo, y obvio que eso incluia a Andrecito.
CTM, esta tenía que ser mi oportunidad, me duché, me limpie súper bien hasta por dentro (me imagino que cachaí a qué me refiero) y me puse un lindo jock, en mi mente, no me iría de la disco sin que el hueón me culiará, era él o nadie.
El culiao llegó súper tarde y arriba de la pelota, bacán, me tomé dos chelas y saqué perso, le hablé de cualquier hueá “Qué lindo tu aro, ¿dónde lo compraste?”, el hueón era re tela, conversamos caleta, le conté de mis hueás, el sus rollos, era demasiado real, y realmente creía que podía tener en un buen lado, onda así como en mi cama (?).
Era tan difícil concentrarse, su mirada era hermosa, distractora, embriagante y hasta cargante. Onda, basta de ser tan mino hueón y la conchetumadre. Bailamos caleta, onda sentí una conexión perreando hasta abajo. Fue una buena noche, al final solo quedamos el Andrés, el Pancho y yo.
Terminó el carrete y entre los tres pedimos un Uber, yo tuve que hacerlo porque los otros se habían quedado sin batería. El Pancho se fue adelante y yo con el Andrés atrás. Nos fuimos conversando, no recuerdo mucho de qué, seguía muy ebrio, todos íbamos bien doblados la verdad.
Dejamos al Pancho primero, apenas se pudo bajar. Creía que con el Andrés había logrado algo, pero nope, apenas llegamos a su depto, se bajo rápido y se despidió muy amablemente, y yo jurando que me iba a invitar, claro, el Andrés po, el me iba a invitar.
Apenas se despidió el tipo de Uber me pidió si podía pasar adelante, por todo el asunto de la guerra con los taxistas y el hecho que si los pillan, puede meterse en problemas. Así que accedí al tiro. El chico del Uber me cachó al tiro.
-No te preocupes bro, siempre sale algo en otro lado… – lo miré horrorizado, primero por qué me cachó lo fleto y segundo, porque “metete en tus asuntos hueón”.
No tenía ganas de conversar, quería chupar pico o poto. Lo único que quería era que el hueón se callará, pero seguía y seguía. Me hablaba que su polola lo había cagado, que se enteró, pero no la había querido encarar y yo así como “ah sí, mira tu, qué lindo”.
Hasta que enganché cuando habló acerca de cómo todos los gays se lo jotean, y yo así como “a ver, ¿cómo que todos los gays?”,
-Sí hermanito, una va a las duchas del gym y al menos una vez a la semana tengo problemas, porque un mamahuevo me queda mirando o me intenta tocar.
-Shaa, la media volaita..
-Es que igual lo entiendo.
-¿Por qué?
– Porque tengo una verga grandota, es mi bendición y maldición.
-Yaaa el hueón humilde
-En serio bro, mira.
El hueón andaba en buzo y a lo gringo, o sea cero ropa interior. Sacó el medio manguaco, hasta el olor me llegó de golpe, tan delicioso, tan peludo, tan grande la huea, la cagó. Se la guardo y nos reímos, yo de nervioso y caliente.
-Puta, ahora entiendo po
-Si bro, es como dicen: pal pico, pero no me quejo.
Después de eso, dejamos de hablar por unos minutos, no sabía de qué hablar, solo sabía que le iba a poner 5 estrellas una vez que llegará. Lo miraba de reojo y no podía sacarme la imagen de su paquete, era oscuro, pero lo intentaba, me cachó y se rio
– ¿Quieres ver más bro? – me dijo riendo.
– Sorry es que me dejaron con… las bolas azules.
– Jaja, no se preocupe bro… y ¿no quieres probarla mejor? pa’ que le baje el calentamiento.
Pausa, mi cerebro no sabía cómo interpretar lo que me decía, ni siquiera había cachado que no íbamos camino a mi casa, estábamos en otro lado, ni idea dónde, dimos vuelta por un callejón oscuro, vacío, solo una luz de un poste público anaranjado brindaba un poco de claridad.
El auto se detuvo, y me comenzó a sobajear por arriba el paquete.
-¿Te parece bro? pero me tiene que dejar una buena propina ¿Eh?
Me quite el cinturón de seguridad y ataque no más. El hueón echó el asiento para atrás quedó completamente tieso, tiré para atrás su buzo y me guarde ese pico semi flácido en mi boca, lo guarde con mucho cariño, era tan moreno como el, cabecita morada, bolas gruesas y bien extensas, vegetación púbica contundente, era una “verga” de macho, hedionda, rica, sabrosa, le brotaba el precum inocente, quizás pensando “eh, voy a penetrar una vagina”, pero no, era mi boca la sucia receptora, era mi mano que estimulaba su tronco y me lengua la que jugaba con su cabecita.
El hueón con suerte gemía, pero me tomaba la cabeza con fuerza para que se la chupara hasta el fondo, me tinca que para él, no era una manera de conseguir mejor placer, sino de mostrar que tenía el control, el mando, que me estaba dominando, que marcaba el territorio, tan absurdo, tan anticuado y a la vez tan excitante.
Le chupaba las bolas y parece que le dolía, pero no me detenía, era mi manera de jugarle en su mismo nivel, se las chupe tan fuerte, hasta que le quedó gustando. Le comencé a acariciar los pezones cuando cache que se los tenía agarrado, lo excitó aún más.
Se la chupaba como si mi vida dependiera de eso. Jugaba con los ritmos, la metía despacio, la sacaba rápido y luego me la comía entera, era difícil, pensé que me iba a romper la quijada, pero pico, quería su pico desconocido, su sabor, su esencia. Su rostro de goce era lo mejor, miraba de reojo su boxer en las canillas. La escena era muy porno y me costaba pensar que era real. Así que jugué con mi suerte po.
Estaba todo tan oscuro y yo tan caliente, quería buscar la forma de que algo más pasará. Y no ser directo antes ya me había pasado la cuenta, no dejaría pasar la oportunidad por segunda vez.
Con su pico en la mano, le pregunté care raja: oye, ¿no querís meterla un rato?
No me respondió con palabras, solo enderezó la silla y salió del auto, esperando que hiciera lo mismo. Fui hasta allá, nos quedamos mirando y con fuerza me dio vuelta y me empujo contra la puerta, sentí que me pasaba su cabeza por mi cuello buscando el botón de mi pantalón, me lo bajó de una y cacho que andaba con los jocks “coño…” le escuché.
Obvio que mi culo le sorprendió, recién depilado, gordito, paradito, hermoso. Sentí que se agachó, me abrió los cachetes con sus manos gruesas y me lanzó un escupo en todo el hoyo, se paró y con sus dedos me comenzó a masajear. “gime putita, gime”, me decía mientras me ahorcaba con una mano y con la otra me penetraba despacio. “Andrés culiao, lo que te estai perdiendo pensé”.
Me pusó el pico directo y metió presión, tenía popper en el bolsillo, así que aplique para que pasara más rápido y qué manera de gozarla, el hueón era un bruto, no le importaba como la estuviera pasando mientras consiguiera lo que quería, y no me importaba para nada porque estaba en las mismas, con el completo desconocido, sentir su humanidad por dentro, saber que era solo un juego, un momento, que el quería mi cuerpo, yo yo quería el suyo sin nada más que eso.
Jugaba con el elástico de mi jock. Su pico hasta el fondo era el mejor antidepresivo, ese sonido de nuestros cuerpos sonando era adictivo, sus manos en mi cadera, era el éxtasis y el hacerlo en un lugar público, era el mejor sazonador.
Luego de un rato de metérmela así, sentí que que el hueón se iba, así que me apure y acabé en el suelo, casi le manchó el auto. Me la sacó justo y acabo afuera, en la calle, me dio tanta rabia, la quería en al cara, o no sé. Se subió los pantalones, hice lo mismo y nos subimos de nuevo.
-¿estuvo bueno no bro?
– la cagó, sigo caliente hueón,
-Sí, yo igual….
-Vamonos pa’ mi casa po
– Ud mande.
Y nos fuimos pa’ mi depa po, con el Uber. Igual me cobró más que la chucha el viaje, pero pico, lo que hicimos esa noche en mi pieza, dios, se los contaré otro día.
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