El colega de mi viejo II

Esa noche no dormí, me habré pajeado como unas 15 veces recordando ese roce de picos, me dejo tan caliente que no podía pensar derechamente: este hueón tenía polola po’ ¡y embarazada!, pero no importaba, nada importaba la verdad. Solo esperaba a que me escribiera, me dijera algo, cualquier cosa.

El primer Whatsapp me llegó al día siguiente en la mañana.

Desperté de golpe y mi pico también, cerré la puerta con pestillo, me desnude sobre la cama y me empece a pajear de nuevo con esa foto. Me dolía un poco, lo tenía como irritado de tanta paja, pero valía la pena. Algo me decía que también me tocaría enviarle unas nudes, por suerte tengo buen poto, gordito. Así que me empece a tomar unas fotos, se me veía hermoso.

Dicho y hecho, el cabro quería verme y le mostré todo, peor haciéndome el “difícil”, el “me da vergüenza” si supiera.

Sabía que esto iba para otro lado, tenía todo el hoyo palpitando pensando en el Rubén, quería que fuera el primero, que me hiciera mierda. Ah sí, era virgen en ese tiempo. Bueno, me había metido un pepino por el poto y había chupado picos, pero nunca había sentido una the real verga en el culo y te juro que ya no aguantaba más por la chucha.

Quedamos en juntarnos el sábado en la tarde noche. Estuve impaciente toda la semana, esperando que llegará el día. Ese sábado estuvo arreglándome desde la mañana. Me duche como 3 veces, no comí nada, me limpié la raja según un tutorial que pille en Tumblr. Compré condones y lubricante, a pesar de que no sabía si por protocolo el tenía que llevarlos o yo, no me arriesgue. Quería que todo fuera perfecto. Le mentí a mis viejos, que me quedaría en la casa de un amigo después de un carrete, me creyeron, todo iba súper bien.

Nos juntamos en Bellas Artes, nos abrazamos y creo que sintió mi nerviosismo, me dijo “tranqui” y me dio otro abrazo, uno de oso que me derritió completamente. Eran tan pequeño en sus brazos, me sentía como protegido.

Caminamos por el sector, hablamos de libros, de música, de nuestras experiencias en miles de cosas. Intente sacarle info sobre su polola, onda, ¿Qué pasaba con eso? me confirmó que era su ex, Ruben era bisexual y había terminado con ella hace tiempo, pero en un “remember” no se cuidaron y quedo embarazada, aunque no estaban juntos, vivían juntos y se llevaban muy bien, eran buenos amigos según él.

Pero de todos modos no podíamos ir para su casa, así que para estar más cómodos tendríamos que ir a un motel. Me bajo todo el miedo. Me daba algo de plancha que alguien me viera, no sé. Me tranquilizo diciendo que no pasaría nada y pues bueno, la calentura es más grande que mi miedo a ser visto.

Llegamos al lugar, era muy bonito. Una señora muy amable nos atendió, nos preguntó por la habitación y Rubén le pidió la que tenía jacuzzi. Ok, esto se está tornando más interesante pensé. Nos pidieron los carnet y nos llevaron a la pieza. Coincidimos con otras parejas que estaban saliendo, evitaba mirarlos directamente a los ojos por vergüenza y creo que ellos también, todo muy loco.

Llegamos a la habitación, cerramos la puerta y nos quedamos mirando, nos reímos, prendí la tele, Rubén se tiró en la cama un rato, conversaba con la ex y sonó la puerta, eran las piscolas.

Ruben fue para el baño y comenzó a llenar el jacuzzi. En cambio yo, seguía sentado al borde de la cama, como sin saber qué hacer, todo menso.

Cuando el jacuzzi se lleno, me llamó, estaba completamente pilucho de pie encima de la tina, qué rico era verlo así. Me desnudé también con algo de vergüenza, lentamente y lo acompañé, me puse a su lado sin saber todavía qué hacer. Se río y me dio un abrazo, nos queda así conversando, con su brazo cubriéndome los hombros. Hablamos tanto que ni que teníamos que culear recordé, yo estaba todo relajado debajo de esa agua caliente.

Me preguntó porque seguía virgen y le conté la verdad, tuve oportunidades, pero no quise, me daba miedo y me contrapregunto con un ¿y ahora no te da miedo?” Le respondí con un claro “no, ya no, contigo no”.

Y para apurar el proceso, me paré al borde de la tina, mostrándole todo el poto, agarró papa al toque, se acercó y en vez de ponermela, como pensé que pasaría, se tiró con toda la boca. No sabía lo rico que podía sentir una lengua tan versátil en el hoyo. Se notaba que el hueón sabía comer, me agarró el culo a dos manos mientras su lengua rozaba todo, desde los cocos hasta el centro del culo. Con una mano intentaba pajearme, eso era el paraíso, estoy seguro, hueón seco, me tenía al borde de acabar así, pero no podía.

Rubén se sentó por encima del jacuzzi, dejándome ver su pico grueso, grande y peludo, esas bolas le llegaban hasta abajo, bien expandido por el calor, me abalance encima para chupársela. Me dio instrucciones, “parte con la cabeza, pásale la lengua y ahora abaja hasta dónde podai y repite”. Se dio cuenta que gag reflect no eran tan bueno, pero me ayudaba a mejorarlo. Me tomaba la cabeza para que le chupará las bolas, qué ricos cocos hueón, sus gemidos eran un buen soundtrack a todo eso que estaba pasando. ¿Habremos estado allí unos 10 minutos? creo que perdí la noción del tiempo.

Se levantó y nos fuimos a la cama, se tiro y me hizo una seña para que me sentará en su cara, lo hice. Me siguió comiendo el hoyo, su lengua se atrevía a ir cada vez más a fondo. me separaba las nalgas, preparándome para lo que se vendría.

Estaba tan relajado por el agua caliente del jacuzzi, el hueón se acomodó se puso por delante mío y me tiro las patas para arriba, tomó el lubricante y me lo esparció por el culo, me metió un dedo de prueba y entró de una una, así como el segundo dedo. Estaba tan re caliente que me podía haber metido la mano completa. Se quedo con dos dedos haciéndome espacio, mientras gemia despacito, ansioso, retorciéndome. Su pico era mucho más grueso que dos dedos, pero al menos íbamos bien encaminados.

Iba a abrir un condón y lo detuve, le dije que quería que mi primera vez fuera sin condón, el me preguntó si estaba seguro, le conteste que sí, que confiaba en él. Aceptó.

Se lubricó el pico y antes de empezar a empujar, me preguntó de nuevo “¿estás seguro que quieres hacer esto?”, le dije que sí. Maravilloso, me metió el pico despacito y sin apartar la mirada, con una mano se apoyaba y con la otra presionaba su tremendo pico contra las puertas de mi poto. Me penetraba sinceramente, yo sentía que me destruía por dentro, pero me hice el gil hasta que llegó al fondo, tenía todo el pico en el poto, ni los pepinos se sentían tan bien.

Fue muy atento, si sentía que me dolía me la sacaba y comenzábamos de cero, era obvio que estábamos full caliente, pero ame que se tomará su tiempo para todo. Me empece a pajear, mientras el Ruben disfrutaba dejándome el pico hasta el fondo, lo sacaba y lo metía con un talento que jamás encontré en otro hombre. Ya no dolía, ya todo era ganancia, placer.

Así que metió el pie en el acelerador y fue lo mejor, su pico contra mi próstata era una delicia tan novedosa y rica, quería irme ya, acabar como una bestia, pero no quería parar. No ahora.

Sentí que el cabro estaba demasiado entusiasmado, así que cambiamos de pose. Me puse en cuatro y antes de que me penetrará nuevamente, le pase mi teléfono para que me tomará fotos, tenía que documentar tal acontecimiento. Me quede con el medio registro, mi hoyo dilatado a punto de ser conquistado.

Tiró el teléfono a un lado y seguimos a lo perrito. Me tomaba con dulzura las caderas, se estiraba para alcanzar la pija, cada choque, cada gemido era una dedicatoria calenturienta. Escuchaba como desde las otras habitaciones emanaban ruidos similares, todos en un frenesí de placer, me prendió a un más, como una competencia, así que gemí tan fuerte, tan deshinibido, tan desquiciado, que hice que mi compadre acabará en dos minutos.

-Me voy, me voy conche…

Noté que la saco para acabarme afuera, lo reté, le grite “adentro, ¡adentro!” y por suerte me hizo caso y explotó directamente en mi poto, se tiró tan fuerte para adelante que hizo que cayéremos encima de la cama, se s allí un rato mientras yo intentaba no morir ahogado. Al fin se salió, se puso al lado mío y me dijo

-Ahora te toca a ti.

Me acomodó en la cama, me puse mirando para arriba, empuje la cola para adelante y este cabrón me metió dos de dedos jugando con su semen dentro mío y con la otra mano me pajeaba tan fuerte y rico, me la chupó justo cuando estaba acabando, le deje toda mi leche en su boca, la que caía por su barba. Se veía tan rico. Nos tiramos abrazados, bien sucios y relajados.

Pero eso no sería todo. Pasó el rato, conversamos sobre lo que pasó, me preguntó si lo había disfrutado, le dije que demasiado, pero quería probar otras cosas. Así que apenas nos recuperamos, se la empece a chupar para que se le parará, dicho eso, me monté encima de su pico. Ahora con el control, podía sentirla mejor, a mi ritmo, él gozaba, pero ya no era importante, solo su pico, era un accesorio y lo usaba sin vergüenza.

Se movía, pero le pedía que se quedará quito, yo iba a hacer venir ese pico. Trate de emular todas esas porno que había visto, invocando el poder de todas las pasivas que habían montado un pico así de grueso para que me dieran fuerzas y el talento de caderas que necesitaba y creo que lo logre. Al cabo de un rato el hueón había acabado dentro mío nuevamente, ya parecería un berlín. Acabe como al minuto después, saltando en su pico lacio, le deje toda su guatita llena de mi leche.

Ya era tarde, pusimos la tele y comenzamos a ver cualquier hueá que estuviera. Pero no tardamos mucho en volver a las nuestras, las dos primeras habían sido puro sexo, la tercera fue bien calmada, nos tomamos nuestro tiempo, no había quién nos apurará, ni la calentura.

Así que nos besamos bien rico, durante mucho tiempo, con mi mano le agarraba el culo y jugaba con sus huevos, le encantaba. El se dedico a besarme bien mojado, a tomarme del cuello, jugar con mi culo, apretar mis pezones y besarlos. Estábamos uno encima del otro, tratando de comerse como zombis hambrientos en un Apocalipsis.

La tercera fue cucharita, me metió el pico abrazados debajo de las frazadas. Sentía su lengua debajo de mi oido y sus manos sobre mi estomago. Paré mi cola para que su pico encajará mejor, ya ni necesitaba lubricante de lo abierto que me encontraba, estaba hambriento de sexo, pero también cariño. La tercera no la terminamos, nos quedamos dormidos, encima, a medio terminar. Fue demasiado tierno.

Nos despertamos temprano porque la hora para salir era a las 10. Nos duchamos juntos, nos enjabonamos y lo hicimos debajo del agua, ahora que teníamos más en confianza, me agache para comerle el hoyo bajo el agua, le encantó tanto. Intenté metersela, pero fue un fiasco, nos reímos porque no lo alcanzaba, me dio un beso en la frente y me dijo “para la otra lo intentamos, ahora date vuelta”. Me escupió el poto, me abrió los cachetes y me la metió de nuevo en la ducha, me quede pegado en la puerta corrediza trasparente. No sé como lo hacia para que cada vez que me penetrará se sintiera mejor. Acabamos juntitos, mirándonos, pico contra pico, tirando semen, el que no duro mucho en nuestros cuerpos gracias al agua caliente.

Luego nos vestimos, arreglamos nuestras y cosas y cuando nos estábamos yendo, unos 8 minutos antes de la hora limite y justo en la puerta, me agache y le chupe el pico por última vez ese día. Sí, suena como mucho, pero recién estaba poniéndome al día, tenía que aprovecharlo. Una vez ya afuera, salí como apurado, el motel estaba a las afueras de una calle bien transcurrida, el lo notó y me dijo “no te preocupes, si a nadie le importa, vamos a comer ahora”

Me tranquilizó bastante. Seguimos caminando, hablando, compartiendo hasta que llegó el medio día. Pasamos a un lugar de completos en el centro, fue una jornada bacán. Ruben me hacía sentir súper bien conmigo, teníamos mucho en común y me hacía reír caleta.

Nos estábamos por ir cuando recordé las fotos de ayer, ahora me daban algo de vergüenza, así que quería que me las mandará y luego borrarlas, me pasó el teléfono con plena confianza, genial. Encontré las fotos y me las mandé por whatsapp y las borre al tiro. Noté que mi papá le había enviado un mensaje, me dio curiosidad y entre a revisar, vi el mensaje que le había enviado pidiendo mi whatsapp y me dio ternura, aww y… seguí subiendo entre la conversación, hasta que encontré una foto del pico de mi viejo.

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