Gonzalo se ha conectado

Aporte de juak8

Cuando estaba en el colegio (16 años), me puse a pololear con un compañero (18 años), fue mi primer pololo, con el que salí del clóset y con el que tuve muchas de mis “primera vez”. El tenía su mejor amiga (la Naty, que después termino siendo mi amiga también), que era su confidente y muchas veces nos apañaba con su casa para vernos y pasarla bien.

Naty tenía un primo (Gonzalo, 30 años) de esos que te dejan boquiabierto cuando lo ves pasar en la calle, tiene un parecido a Hugh Jackman, de piel un poco oscura, torso grande, brazos anchos, tuerca (de esos que vibran con la mecánica y los autos).

Un día, estábamos en casa de Naty, esperando a que mi pololo llegara, viendo fotos en su computador, cuando de pronto se escucha un motor súper fuerte y  una chantada justo fuera de la ventana de la pieza en la que estábamos, medio asustado, me levanté y mire para afuera, y Naty me dice “tranquilo, debe ser Gonzalo”. Hasta ese momento, yo solo lo había visto como el primo medio torpe y taimado que a veces llegaba a tomar onces a la casa de Naty.

Efectivamente era Gonzalo, el que había llegado en su Jeep tirando puteadas porque algún hueón que “no sabía manejar” le había hecho gastar tiempo en el camino porque no era capaz de pasar a un camión. La huea es que mientras el Gonzalo tiraba puteadas contra el mundo, se bajó del Jeep, se sacó la polera, abrió el capó del Jeep y empezó a revisarle el motor, inspeccionó la bocina, el agua, le revisó el nivel de aceite (y limpió la varilla con su polera), y mientras revisaba todo, empezó a sudar. Era verano y hacía mucho calor. Yo mirando esta hueá desde la ventana, impactado por su pecho grande y peludo, abdominales marcados, sus brazos enormes, debo reconocer que deje de sentir todo por mi pololo y quedé enganchado de Gonzalo.

Pasó el tiempo, y entre mi pololo, la Naty y Gonzalo hicimos buenas migas (nunca pasó nada), pero yo siempre quede con el bichito, y ganas de que pasará de todo con el primo de la Naty.

Llegó fin de año, y mi pololo salía de cuarto medio, así que para ser bien honestos, decidimos terminar porque el se iba a estudiar a Santiago y no tenía sentido tener una relación a distancia, así que optamos por lo sano y se acabó lo nuestro, pero Gonzalo se quedaba en la ciudad.

Como habíamos hecho buenas migas, con Gonzalo seguimos conversando de vez en cuando por MSN (si, fue hace un buen rato ya) pero yo nunca le dije que sentía cosas por el, pero igual siempre había una tensión extraña entre los dos.

Un día, yo estaba en cuarto (ya tenía 18) y mis viejos habían viajado a una ciudad cercana, así que tenía la casa sola. Estaba aburrido jugando Beyeweled, con música a todo chancho en el computador, y hueviando por MSN, cuando aparece una ventanita que me hizo saltar el corazón: “Gonzalo se ha conectado”. Le hice click, y medio nervioso, le escribí un “hola”. Me respondió al toque.

G: hola, ¿cómo estás?
Yo: bien ¿y tú? 
G: bien también, con calor.
Yo: hmm, si hace calor, ¿en qué andas?
G: Estoy en la casa de Naty, dándole comida a los perros, y me voy a mi casa en un rato (él vivía fuera de la ciudad), ¿y tú?
Yo: Aquí en mi casa, escuchando música, mis viejos se fueron a La Serena, así que me quedé solo.
(Pasó un rato sin que nos escribiéramos)
Yo: oye… ¿sabes que hay algo que nunca te dije, pero ya no me aguanto
G: ¿si? Dime
(Me demore en responderle)
Yo: Puta, desde que te conocí, te he encontrado mino y me pasan cosas contigo (le escribí cagado de susto, sin saber cómo iba a reaccionar. Igual yo cachaba que era medio hueviado, pero nunca tuve la certeza de que fuese gay, bi o heterocurioso)


….


Cagado de susto, full nervioso, esperando que respondiera algo, por último que me puteadas, cualquier hueá, con su ventana de MSN abierta y pronto…

Gonzalo se ha desconectado

Puta la hueá, la cagué, el hueón no me va a hablar más, me sentí pésimo, triste, todo ese nerviosismo y ganas que le tenía a Gonzalo se habían ido a la mierda. Así que prendí un cigarro y subí aún más el volumen de la música y me quedé ahí sentado con toda la pena del mundo, sintiéndome rechazado.

*Ding dong* Sonó el timbre de la casa. Me levanté y contesté el citófono

Yo: ¿aló?
Citófono: abre la puerta, soy el Gonza

Concha de tu madre hueón, se me salió el corazón por la boca, me tiraron las piernas, no sabía qué hacer, cómo que me bloquee en ese momento, no sabía qué hacer. Pasaron como dos minutos, hasta que reaccione y atine a abrir la reja, y lo fui a recibir a la puerta. Cagado de susto, sin saber qué hacer, puse mi mejor pokerface, cómo si aquí no hubiese pasado nada.

Abrí la puerta y venía caminando hacia mi, andaba con shorts y una sudadera, se veía rico el hueón, pero no sabía que esperar, una puteada, un combo, ¿qué?

Cuando ya llegó a la mampara de la puerta donde estaba yo, me agarró del cuello y me chantó un beso, fue el beso más raro de toda la vida, yo estaba bloqueado, no entendía nada, me tiritaba el cuerpo, el también estarán nervioso, se le notaba por cómo respiraba, fue un beso largo, tímido, pero a la vez fue reconfortante. Me hizo entender que El también sentía algo por mi, en ese momento daba lo mismo lo que fuera, pero había algo. Cuando decidió sacar sus labios de los míos, nos miramos y nos reímos. Los deje pasar a la casa y cerré la puerta.

Nos sentamos en el living de la casa, nos pusimos a conversar sobre nuestras impresiones de cuando nos habíamos conocido, y medios atontados por todo esto, nos reíamos como  hueones. Hubo un silencio incómodo, y para romper el silencio, le ofrecí algo para tomar, así que me levanté y fui a la cocina a servirle un vaso de jugo.

Estaba echándole el jugo a los vasos, y siento que entra a la cocina y se pone detrás mío, me agarra de la cintura, pega su cuerpo contra el mío y me empieza a dar besos en el cuello, sentí como una electricidad corría por todo mi cuerpo, escalofríos, nerviosismo, calentura. Me di vuelta y empezamos a besarnos nuevamente.

Estos besos eran un millón de veces mejor que el de la puerta, eran más calmados, apasionados, calientes, su lengua se retorcía con la mía. Con una de sus manos empujaban mi cuerpo contra su pecho, mientras que con la otra me agarraba el culo. Se me paro de una y a él también. Podía sentir como su paquete hacia presión contra mi.

Entre tanto besuqueo, le saqué la sudadera y el sin esperar mucho, me bajó el short y los boxers, quedé solo con polera, yo atiné y también le saqué sus shorts y no me esperaba lo que había abajo. Sus calzoncillos no daban más, estaban a punto de explotar, tenía un paquete tan grande que me asusté. Medio nervioso, le metí la mano los calzoncillos para sentir a lo que me iba a enfrentar, pero cuando metí la mano, el no aguanto y se sacó los calzoncillos de una y me enfrentó a su tremenda tula. Era tan grande que molestaba entre mi guata y la suya, así que me agarró de la cintura, me levanto un poco y la puso ente mis piernas.

Nunca había sentido una sensación tan rica, estaba tan caliente y dura que prácticamente parecía que estuviese sentado sobre un tubo calefactor.Atravesaba por completo por debajo mío, desde su cuerpo, pasando por mis testículos, rozando mi ano, hasta que tocaba con la puertas del mueble de la cocina, me sentía en el cielo. Mientras nos besábamos, nos corríamos mano, y no sé por qué, cuando nos separamos de uno de esos besos calentones, se me ocurre decir: “aquí está tu jugo” y le acerque uno de los vasos que había servido.

Juro que no sé por qué le dije eso, o por que interrumpí lo que estaba pasando, si estaba en el cielo sintiéndolo todo, pero el me miró desconcertado, se separó de mi, tomó el vaso de mi mano, sonrió y se lo tomó al seco, me miró a los ojos con una sonrisa picarona y me dijo “aquí está tu jugo”, me agarró la cabeza y la dirigió hacia su pene. CSM, fue demasiado, estaba tan caliente, y tan atontado, pensando en por qué había dicho lo que dije, que no pude resistencia, y me puse su pene en la boca.

Recuerdo que no cabía entero, por más que abría la boca, su tronco rozaba con mis dientes, mientras su cabeza golpeaba al fondo de mi boca, recuerdo que mi boca salivaba demasiado y como la tenía tan grande, no podía aguantar todo en mi boca, y escurría la saliva por mis labios hasta mi pera.

Luego de estar un rato así, mi mandíbula comenzó a cansarse y me dolía por forzarla tan abierta, así que me levanté y le di un beso, mientras nos besabamos, el me agarró de la cintura, me levantó y puso mis piernas en su cintura, indicando “agárrate” cuando me soltó, su pene duro como piedra quedó justo entre mis cachetes, y besándonos y yo como koala, me sacó de la cocina y me llevo al living.

Cuando llegamos al living, puso una pierna adelante y con la otra atrás, bajo lentamente hasta que pudo dejarme con mucho cuidado en el suelo. El living tenía una alfombra suavecita, así que era demasiado cómodo.

En el suelo y con el de rodillas encima mío, apuntándole con su tremendo rifle en la guata, levantó su torso, y me miró fijo a los ojos, cómo un depredador mira a su presa y me dijo: “hace mucho tiempo que quiero hacer esto contigo”, se mordió el labio, y me agarró las piernas, las levanto, dejándolas caer detrás de sus hombros, con sus manos agarró mi cintura y se llevó mi culo hacia su cara.

Con mi ex habíamos tenido sexo varias veces, pero como éramos el primer mino de cada uno, el sexo siempre había sido muy tranquilo y casi sin morbos, todo demasiado inocente. Pero Gonzalo no tenía nada de inocente ni de tranquilo, con mi culo en su cara, pasó su lengua desde la parte de más atrás del trasero, dónde parten los cachetes, pasando por mi ano, después por los testículos, y terminando en mi pene. Se lo metió en la boca. Su boca estaba on fire, demasiado caliente y húmeda, con su lengua repaso mi glande y me dejó bien lubricado. Después se devolvió, pasando por mis testículos con su barba, que era más rica, sensaciones a mil, escalofríos por todos lados, hasta que llego de nuevo a mi ano.

Con su lengua empezó a hacer espirales que cada vez eran más chicos hasta que terminó con punta de su lengua en mi hoyo y empezó a hacer presión, hueón, sentía que iba a explotar de placer, su lengua estaba tan caliente y tan húmeda que me hacía sentir cosquillas desde los pies hasta el pecho.

Luego de un rato empezó a bajarme lentamente, tomado de la cintura, hasta que mi culo se encontró con su pico. En ese momento yo solo quería que la pusiera, si me había hecho sentir así con su lengua, no quería ni imaginar cómo me iba a hacer sentir con su pene. Me acomodó muy despacio, y empezó a hacer presión con su pico en mi hoyo. Todo muy despacio y lento, yo solo quería explotar de placer.

Una vez que mi ano estaba gritando por que su pene entrara, se echó para atrás, me agarró y me dio vuelta, dejándome en 4, rogando por tenerlo adentro. Se acercó, y puso nuevamente su cabeza en mi hoyo y empezó a empujar. Su cabeza entro de una, pero seguía empujando, y seguía empujando y seguía empujando, llegó un momento en que yo me sentía lleno, lo sentía completamente adentro, duro y caliente, él seguía empujando, aún no estaba completamente adentro. Le pedí que parara, porque había sentido que estaba tocando algo adentro que no se sentía cómodo, el paró, pero empezó a moverse, adentro y afuera, lento, pasaba mucho rato entre que entrara hasta donde estaba y luego volviera a salir, pero se sentía muy rico. Cuando volvía a entrar, llegaba justo donde yo le había dicho que parara, me sentía demasiado complacido.

De tanto placer, empecé a moverme y a gemir, lo estaba pasando demasiado bien y hasta ese momento pensé que el también, pero pasó un rato y descubrí que él estaba haciendo todo despacio porque conocía sus dimensiones y sabía que si era brusco yo iba a quedar mal, pero cuando vio que yo la estaba gozando, empezó a embestirme más rápido, llegando aún más adentro de donde yo le había pedido que parara. Ahora ya no paraba, simplemente dejaba que su cuerpo chocara con el mío, metiendo todo pene en mi culo, sus testículos colgaban, y con las embestidas chocaban con los mios, cada vez que entraba y su cuerpo chocaba, sentía como su pene me llenaba por dentro y al mismo tiempo goteaba, anunciando un gran orgasmo.

Luego de un rato de darme cómo caja y dejarme abierto como puerta, me la saco entera, me pidió que me parara (menos mal, porque mis rodillas no daban más), el se acostó en el suelo boca arriba, y me dijo que el sentara sobre el, y yo como niño obediente, me senté, y hueón.. sentía su pico aún más adentro de lo que lo sentía antes, así que extasiado, empecé a dar saltitos sobre el, mi pico rebotaba en su guata, el puso sus manos detrás de su cabeza en una posición de relajo mientras yo hacía lo mío.

El estaba sudado entero tenía el pelo mojado, su cara llena de gotitas que lo hacían ver tan sexy, su pecho y su guata también estaban llenas de gotas, mientras saltaba sobre el, mi pene goteaba liquido preseminal y se hacía una poza en su ombligo con su sudor y lo mío, el sonreía. Me miraba a los ojos estaba tan relajado y se notaba que le gustaba tenerme encima de él.

Luego de estar un rato en eso, me dijo:

G: ¿estás bien?
Yo: demasiado bien
G: Entonces estamos, yo me quiero ir, así que espero que tú también

No alcance a decir nada, y sacó sus manos de debajo de su cabeza, me agarró de la cintura, levantó su pelvis y con eso me levantó a mi, me agarró fuerte, impidiendo que me moviera, y empezó a darme embestidas desde abajo, las embestidas más fuertes que me han dado en la vida, estábamos sudados por completo, nos corrían las gotas por todos lados, y entre las embestidas, también saltaba sudor para todos lados. Su cuerpo chocaba contra el mio cada vez más fuerte, casi como si alguien estuviera aplaudiéndonos.

De pronto empezó a emitir un sonido como un gruñido (grrrrr) muy salvaje, pero muy gutural, y empezó a sonar más fuerte, hasta que de pronto me dio la embestida más fuerte de todas, dejando salir un “Argggg”, volvió a bajar hasta la mitad, y dio otra embestida, rápida pero intensa, se quedó adentro, tocando fondo. Podía sentir su pene creciendo dentro, y como su semen me llenaba, y no solo físicamente, sino que me sentía pleno.

Dio una estocada final, con sus manos y bajando su pelvis, volvió a una posición en la que el apoyaba todo su cuerpo en el suelo, y me dejó sentado arriba de el, con su pene adentro. Con su mano derecha agarró mi pene y empezó a pajearme. Después de todo lo que había pasado y de haberlo sentido acabar adentro, yo estaba que explotaba. En no más de 30 segundos con su mano corriéndome una paja, me fui cortado, y acabé sobre el. Fue una explosión de semen, le llegó a la cara, el pelo, sus pectorales y su guata.

Me miró, sonrió, me dio una palmada muy suave en el trasero y me dijo “ufff.. qué bueno estuvo esto” yo no daba más, estaba agotado y feliz por todo lo que había pasado. Despacio me levanté, lo agarré de la mano, lo levanté y nos fuimos al baño para darnos una ducha. Nos bañamos con agua caliente para sacarnos todo y manosearnos nuevamente. Terminamos la ducha con agua fría, para bajar la temperatura y capear el calor también.

*Riiing riiiing* suena el teléfono de la casa, así que fui a contestar en pelotas, cómo estaba en el baño.

Yo: ¿alo?
Teléfono: hola, ya volvimos de La Serena, estamos comprando pan y vamos a la casa

Eran mis viejos, y estaban por llegar a la casa, así que colgué, fui al baño y le dije a Gonza que mis viejos estaban por llegar y que tenía que irse rápido. Fui a buscar su ropa y la mia a la cocina, nos vestimos súper rápido, nos dimos un beso de despedida, se subió a su Jeep y se fue.

Pasaron no más de 5 minutos y llegaron mis viejos. Los saludé, los ayude a bajar las cosas que habían comprado, y me volví a sentar en el computador, reviviendo en mi cabeza todo lo que había pasado esa tarde, con una sonrisa de oreja a oreja.

Y de pronto ….

“Gonzalo se ha conectado”

Abrí su ventana de chat y empezamos a hablar de nuevo, a comentar lo que habíamos hecho y planeando cómo y cuándo íbamos a volver a vernos para repetir, pero eso queda para una segunda parte.

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