La Botella

Cuando conocí a la Pame, ella estaba pololeando con un hueón del norte, pero no me importó mucho. Fue amor a primera vista… de poto. Es que la chiquilla se destacaba por tener el manso culo, era de piel blanca, pelo negro y abundante. Le gustaba usar jeans apretados, así que comprenderán mi admiración instantanea.

La conocí durante un carrete re piola, la loca había ido sin su mino y fue con sus amigas. Apenas la vi, supe que tenía que conocerla, me dejó loco. Así que me armé de valor, me tome unos cortitos de pisco y atine. Resulta que la loca era terrible tela, nos llevamos bien, le hice unos copetes y seguimos la conversa, me contó lo del pololo, le inventé que yo tenía mina también y seguimos.

Sabía que esto iba pa’ un lado, quería llegar más rápido allí. Bailamos un rato, bien apretados, hasta abajo, las amigas de la Pame le hacían barra, como si quisieran que se cagara al pololo, mejor pa mí.

La noche fue avanzado, los curados se fueron amontonando, quedaba poca gente en el living de la casa del Pancho, el amigo en común dueño de casa. En una de esas y ya en confianza le dije que fuéramos al patio a ver las “estrellas”, claro, me entendió el mensaje. Salimos pa’ afuera y apenas nos ocultamos de las demás personas, agarramos con cuatica, la mina estaba d e s e o s a, y pa’ qué te miento, yo estaba re duro.

Me besaba con cuática y me comenzó a rozar el paquete po, oh la conchesumadre caliente, me encantó, así que aplique a lo mismo, le agarré una teta, y con una mano le baje por el pantalón, le desabroche la huea y me pego un gemido rico, suavecito tenía el choro y bien rasurado, la comencé a gatillar ahí mismo po, care raja, estaba súper mojadita, la tenía loca. Reaccionó súper bien po, me empujó, me dio vuelta y se agachó, me desabroché el jeans, la hueona me lo agarro con una mano y pá’ dentro no más, no me lo podía creer, ahí la tenía. Seca, nada que decir, tenía un movimiento de lengua terrible brigido en la cabecita, casi, casi acabo al minuto, qué plancha. Tuvimos que parar porque el Pancho justo salió y nos pillo.

“Shaa… los hueones calientes, si quieren les prestó una pieza po” – Yo así súper entusiasmado “YAAAAAA”; pero la loca se tenía que ir. PAJA. En fin. La fui a dejar al uber, todo piola, intercambiamos whatsapp y seguimos conversando. Salimos un par de veces a tomar helado (literal) todo inocente, conversábamos casi todo el día, le dedique unas pajas a ese mamón en la oscuridad, pero nada más, hasta dos semanas después.

La primera vez que lo hicimos fue un motel super ordinario en Bustamante, pero puta, era eso o nada. Fuimos a pasear y nos calentamos con cuática. Cuando íbamos a entrar a la pieza, le pregunté a modo de talla: ¿y tu pololo sabe en la que andaí?, solo me respondió un “Sí po”. Mentirosa culia rica. Todavía se me para cuando recuerdo la primera vez que la vi en cuatro, el medio corazón que se le armaba en la raja, era hermosa. Me zambullí en ese culo y se lo mame como ninguno.

Como fue tan fortuita la huea, olvidé comprar condones, le dije y me respondió que no me preocupara. De caliente no más lo hicimos a fierro pelao, y conchesumadre, va a sonar súper triste, pero con la Pame, fue la primera mina con la que me vine adentro sin condón y esa hueá no se olvida, es mágica. Tiraba tan rico, que al menos acabamos unas 3 veces en 3 horas.

Al mes, sin mentirte, nos pusimos a pololear. Ella terminó con el hueón y yo con mi polola ficticia (nunca le dije la verdad para no quedar como pollo). La chica era súper distinta a mis otras pololas, muy distinta. No se limitaba a nada, era súper caliente, y yo súper caliente, éramos la combinación perfecta.

Tirábamos en cada oportunidad que teníamos, sus viejos salían al súper, yo estaba en la esquina entrando apenas se iban, la hicimos piolita a lo misionero en su pieza y luego como ninja, salía corriendo.

Una vez lo hicimos en el living, con mis papás durmiendo la siesta po, la hueona no le importó, me sacó el pico del buzo, se levantó la falta, se corrió el colaless y chum pa dentro, sus buenos sentones, y es que además, ese culo conchetumadre, ese culo culiao.

Me encantaba que pudiéramos conversar de todo y hacer de todo. El día que le pedí que prestará el hoyo, accedió entusiasmada pero con una condición: que yo le prestará el mío, y como no soy cartucho, accedí con temor, pero solo quería lamerlo y pajearme al mismo tiempo, qué hueá más rica. Nos pegábamos los medios orgasmos.

La amaba por morbosa, no se incomodaba con nada, yo era más tímido comparado con ella. Una vez mientras íbamos caminando, me preguntó si me tiraría un hueón potón que pasó al lado de nosotros, y yo así como que lo observe y me quede en silencio pensando en la hueá, ella se dio cuenta que mi silencio era como aprobación y se cagó de la risa y la verdad hasta el momento ni lo había imaginado.

Pasó el tiempo y ya llevábamos 6 meses, pasamos 2 veces sustos porque podía quedar embarazada, pero aún así no nos cuidábamos mucho. Ella decía que tomaba pastillas, pero no le creía. No me importaba, así de pendejo. Ya habíamos pasamos esa etapa calentona y nos enfrentamos a problemas típicos de pareja. Yo me ponía mega celoso por todo, onda, obvio, tomando en cuenta como comenzamos.

La huea es que ella me había comentando sobre su ex, se llamaba Jaime y vivía en Calama, creo o por ahí y el asunto es que el hueón iba a venir a Santiago y se quedaría, ¿adivinen donde?, en la casa de la Pame po’, sus viejos lo amaban, nunca quisieron que ellos terminaran, me resentían un poco los viejos hueones. Más encima los papás les dejarían la casa solos porque se iban a ir a la playa justo ese fin de semana ¿coincidencia? no sé, y hueón me entró una rabia, porque más encima la Pame no le tomaba al peso a la huea, como que le bajaba el perfil y me acusaba de ser muy celoso.

Pa’ tranquilizarme me confesó algo que no me había dicho por vergüenza, el Jaime… era gay.

-¿Qué chucha? y ¿cómo andaba contigo? – le pregunté.

– Al parecer se dio cuenta conmigo po

-¿pero culiaban po?

-sí, pero era distinto… porque Jaime es…

– A ver, pero calma, ¿por qué no me dijiste antes?

– Me daba algo de plancha po, no sé…


No sé, igual me entraron todas las dudas del mundo, ¿iba a caer con esa hueá del amigo gay? no era tan hueón, igual le dije que me quedaría con ellos, aceptó como por cansancio.

Ese viernes llegué temprano, justo cuando se habían ido los viejos, la Pame me esperaba algo inquieta, algo le pasaba, filo, tomamos once. A la hora, llegó el hueón, con su maleta y lo primero que caché era que la Pame no mentía, se le notaba mucho lo fleto al hueón, lo que me tranquilizó caleta. Pasó, la Pame se puso muy feliz, se abrazaron y seguimos tomando once, ahora los tres.

El tipo no era feo, para nada, era más bien lindo, ¿cachaí la diferencia entre lindo y atractivo? ya pue, este era lindo y me hacia sentir inferior debo reconocer (según la Pame, yo tenía el pico más grande, así que eso me hacia sentir algo mejor). Era blanquito, de pelo castaño y bien cuidado, short cortitos y apretados, una guayabera, flaco, algo potón, sí, y ni tan alto y con unos lentes gruesos.

Resulta que Jaime era súper divertido, me cayó bien de una, me tiraba tallas de cómo podía aguantar a la Pame y de pronto éramos los dos hueviando a la Pame, ella se reía no más, la pasaba bien.

Ya era más tardecito, el hueón aprovechó de sacar un regalo, un pisco súper pituco “este es de los míos” le dije, a lo que me respondió “lo dudo”, así bien gay, me cagué de la risa. No soy para nada homofóbico la verdad, si el ex pololo de mi polola es gay, mejor pa mi po, eso pensaba.

El hueón nos hizo unos pisco sour más buenos, no sé cuánto habremos tomado, pero estábamos hecho mierdas, muertos de la risa, conversando sobre la vida y como era tirar con la Pame.

Estabamos tan curados, que comence a imaginarme al Jaime tirando con la Pame, y en el fondo, me calentaba la idea, me calentaba y me dolía al mismo tiempo, la imagen de la pame siendo penetrada por otro pico que no fuera el mío, chupándolo, gozando, me excitaba caleta, era una huea muy enferma lo sé. Eso explicaría porque accedí a jugar a la botella con este parcito, con un giro súper torcido, cada vez que te salía alguien, tenían que besarte cada vez más largo y deberías quitarte una prenda.

La Pame fue la primera en tirar la hueá y le salió este hueón, el Jaime se quitó la polera y tenía las mansas calugas, era trabajado el muchacho, cache que tenía unas marquitas abajo de sus pezones. Se besaron en frente mío y algo se prendió en mi pecho hueón, le tocó a él, dio vuelta la huea y le salió la hueona de nuevo, conchesumadre, se besaron más rato y la pame se quitó la polera. Después le salió a mi, me quite la polera y al momento de dar vuelta esa botella me salió el Jaime, era una posibilidad, obvio si eramos los tres hueones calientes, nos dimos un topón no más, cero rollo.

A medida que el juego avanzaba y nos seguíamos bajando el pisco ahora a cortitos puritanos, nos quedamos todos en ropa interior, y como se suponía que debíamos aumentar la intensidad, estos hueones se lo llevaron a otro nivel, ambos se pararon y se besaron en la pared, el Jaime le metió los dedos en su ropa interior y me quedé helado, ella lo quería también, la comenzó a masturbar, a besar el cuello y luego me miraba a mí, como diciéndome: el próximo eres tú. Estaba tan caliente con la huea que quería que me saliera el hueón y pasó.

La pame demandó que nos paráramos para besarnos y así lo hice, el hueón agarró de una mi cara y me chantó el manso beso, por mi mente pasaban varias cosas: “esto no está mal, se siente rico”, yo no besé, solo recibí, se me pegó al cuerpo, la tenía demasiado parada.

Cuando paramos, cachamos que la pame no estaba, se había ido a la pieza, pensé “puta, se sintió”, fuimos los dos a verla, y sí, ahí estaba, completamente desnuda, masturbándose en la cama. El Jaime se le abalanzó y se comenzaron a besar, a tocar y yo en mi mente pensando “¿este no era fleto?”, aunque otra parte de mi pensaba “¿y yo?”.

El hueón se puso por delante, besandole los pechos y todo, y yo por detrás, acariciándole el culo, gemía como una perra, la recorríamos completa, compartiendo cada uno de sus rincones, no dejaríamos centimetro sin lamer.

Mi sorpresa llegó unos minutos más tarde, cuando Jaime se sacó el boxer y caché que no tenía pico, tenía zorra el culiao y ahí quedé po, terrible caliente igual. Como que todo intentó enchufarse en mi cabeza, no entendía nada, pero no quería entender, quería gozar, así que me lance no más.

Caché que tenía que poner el pico y no iba a defraudar. Siempre pensé que yo podría ser bi, bueno, ahora lo estaba confirmando.

-¿Quieres metermelo? – me preguntó Jaime bien coqueto y ni le respondí, me escupí la mano y lo pase por su chorito, bien mojadito y para dentró, la Pame se puso por delante besándolo, tocándole por arriba y sintiendo mi pico como le entraba a su ex. Se sentía tan rico, tan caliente todo, lo agarraba de las caderas para que le entrará más duro, el hueón la gozaba caleta, no había tiempo de pensar en nada, solo de gozar el presente.

La pame se acostó y mi compadre le comenzó a chupar la intimidad, la escena completa era hermosa, paramos un rato, lo dio vuelta y se la comencé a meter a lo misionero, quería verlo y luego quería ver a la pame, completamente sudada.

Hicimos muchas cosas esa noche, muchas cosas. Jaime tenía un culo tan rico como la Pame y puta que sabía montar y mover las caderas, la otra se sentó en mi cara justo y estos se besabas mientras la huea pasaba, le agarre bien firme los cachetes a la pame y le pase la lengua por todo su culo, quería que gritara de placer mientras besaba al hueón que estaba penetrando.

Ambos acabaron varias veces, Jaime acabo mientras le comía el choro en cuatro y la pame acabo gracias a los dedos mágicos de Jaime. Solo faltaba yo.

Me quede acostado y entre los dos me terminaron por sacar la leche, uno en cada lado me pasaron la lengua, el se concentraba en las bolas, y ella en la cabecita, no recuerdo una acaba tan rica, tan caliente, tan brutal. se pelaron mi semen y luego lo compartieron de boca en boca, conchesumadre, la escena todavía me persigue.

Nos quedamos raja a los minutos después, no hubo tiempo de reflexionar ni decir mucho.

Me desperté en la noche, fui al baño a mear, cuando volví estaban los dos abrazados, piluchos, los miré a los dos y me metí a acompañarlos, me dieron un espacio y dormimos hasta tarde es día.

Fue un fin de semana de puro culiar. Puro culiar. Terminé con el pico rojo. No dejamos hoyo sin penetrar, y eso también incluyó el mío conchetumadre. Cachaí que Jaime traía un dildo de regalo para la pame, y lo terminamos usando en mi, fueron muy pacientes y con confianza me entró fácil con lubricannte, fue raro, primera vez, dolió un poco y luego… la Pame me hueviaba que ese día perdí la virginidad anal.

El domingo fuimos a despedir a Jaime al terminal, la Pame se notaba afectada, y yo, ya no sentía celos, solo algo de extraña pena, porque el hueón me caía muy bien y como que no tendría problemas en seguir así y así, y así…

El tiempo pasó, las cosas con la Pame se arreglaron, comenzamos a conversar más y no pudimos estar mejor. Hasta conseguí que sus papás me quisieran algo más, no tanto, pero paso a paso.

La huea es que a los meses, los papás de Jaime se vinieron a vivir a Santiago. Así que retomamos el contacto físico, a tal nivel que… terminamos pololeando los tres. Yep. No lo hacíamos muy público porque la gente no entendería, pero al menos los tres éramos felices, muy felices, culiando felices.

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