Sonrisa de Flaite

Algo que debes saber de mi es que me crié en una familia evangélica. Papá ferviente creyente. Mamá señora de bien portada. Podrás hacerte una idea de lo difícil que es para un joven cola crecer en un ambiente así, de iglesia, predica, pecado y sufrimiento.

Quizás por eso me volví tan cínico a tan temprana edad. A los 12 sabía que mi destino estaba en los picos, solo tenía que ocultarlo a mis padres hasta que me fuera de la casa, esa era mi meta, eso es lo que me repetía con frecuencia. Pero, no voy a negar que tenía sus ventajas, de otra forma no hubiese conocido a tanto cola de closet evangélico, sino no hubiese conocido al Brian.

Mi mamá se encargaba de “guiar” a muchachos en “riesgo social”. Muchos de ellos habían estado en el Sename y otros directamente en cana. Uno de ellos era el Brian, un chiquillo moreno de como 20 años, medio porfiadito de cara,era feíto, pero tenía su atractivo, era alto, ni gordo, ni tan flaco, con una barba tipo diablo y un bigote cortito, sus ojos eran expresivos, pero su sonrisa se llevaba todos los premios, coqueta y caliente a cagar. Cada vez que decía un garabato y mi mamá estaba presente, solo bastaba con que el Brian se riera y dijera “Disculpe tía”, para disipar toda rabia en ella, sabía cómo manipularlos a todos y al parecer era el único que me daba cuenta.  

Brian tenía un pasado complicado, su viejo había sido asesinado en un confuso incidente entre barristas hace unos cuatro años y su madre estaba presa por microtráfico. Solo le quedaba su abuela en el mundo, era por quién intentaba ser mejor, peor le costaba. Estuvo un año en cana por robar un teléfono, al parecer había sido con violencia. En los grupos de la iglesia se confesaba en frente de todos, a veces terminaba llorando, suplicando el perdón divino. Arrepentimiento que le duraba poco, ya que después se iba a carretear y terminaba echo pico, o es lo que me contaba.

Fue mi mamá quien tuvo la genial idea de que me acercará más a él, que le hablara, que lo guiará hacia el buen camino y eso es exactamente lo que pretendía hacer, llevarlo hacia mi camino. El problema es que no encontraba la situación, hasta que una señal divina, me iluminó.

Mi madre le pidió al Brian que fuera para la casa como a las 4, quería ayudarlo con unas tareas de matemáticas. El gran problema, es que estaba lloviendo a cántaros y la podré de mi mamá se quedó atascada en el centro, no volvería luego así que aprovecho de pasar a la casa de una tía que vivía cerca hasta que dejará de llover.

El problema es que no le aviso al Brian. El pobre llegó pasadito las cuatro, empapado. Se quedó al lado de la puerta tiritando, parece que había tomado ya que estaba medio pasado a copete.

– La media volaita allá afuera jaja-

– Sí, ta heavy afuera, ¿no te querís duchar? te podís resfriar…- Le dije

Claramente no me importaba si se resfriaba o no, quería cachar si de alguna forma podía verlo en pelota. Me aceptó la ducha. Eran tan especial el Brian, se empezó a desvestir desde antes, se quitó la polera y le pude ver sus tatuajes, un escudo del Colo y un pitbull en el otro, algunos nombres raros. Traté de no mirarlo tan care raja.

– Gracias hermanito, pa’ la otra salgo con paragua jaja

Llegamos a la puerta, le pase una toalla y entró, ni siquiera cerró la puerta, solo la junto. Sentía la ducha correr y el pico se me paraba brigido, solo pensar que estaba ahí, duchandose, con sus hueas al aire me calentaba mucho, me quede muy cerca de la puerta pa’ ver si escuchaba algo, cuando le escuche un grito, me asuste, me estaba llamando.

-¿Me ayudai…?

Oh hueón, está era la mía ¿en qué quería que lo ayudar? ¿que se la chupara? allá voy. 

La realidad fue un poco más cruda: no salía agua caliente, claro, la hueá tenía su mañana, así le dije “permiso, la perilla tiene un truco”aproveche al menos de abrir la cortina y verlo, ni se imputó, y ¿cómo no? tenía el medio pico, todo mojado y las bolas chicas, el frío era implacable, pero aún así se veía que la naturaleza lo ayudó caleta. Caché que tenía el logo de Playboy tatuado en el abdomen, cerca de los púbicos, de los que tenía re poco ¿se depilaba el hueón? al parecer sí. Bueno, si se depilaba las cejas, no me impresionaba que se rebajará abajo.

La traba de la ducha era un paso, pero me hice el gil, pa’ pasar más rato ahí, hasta que ya era mucho, lo arregle y lo deje en la suya. Tome su ropa y le dije que la pondría en la secadora y qué le pasaría ropa seca mía, me lo agradeció y me fui a la centrífuga.

Mientras iba separando su ropa mojada, caché que tenía sus slips. Los inspeccione, estaban más o menos secos e hice algo de lo que no me siento orgulloso, los puse en mi cara. Su aroma era el de mil machos, con olor a pico fuerte y manchitas de semen. No me podía despegar de ellos. Me desabroche el pantalon y me comencé a pajear ahí mismo, estaba aterrado que saliera, pero no quería dejar pasar la oportunidad, supongo que la calentura me nubló la mente, no estaba pensando claramente. Igual pensé que cuando el calefont se apagará, el hueón saldría, así que tendría esa advertencia.

Me estaba corriendo la media paja con su slip cochino en la cara, cuando me doy cuenta que el hueón ya había salido, no apagó la ducha y estaba ahí parado con la toalla envolviendo su cintura. Quede pa’ la cagá como por 3 segundos, el hueón no decía nada. Me guarde el pico, deje su slip a un lado y mire para otro lado.

Sentí que el hueón se acercaba y solo pensaba en “ok, hasta aquí no más llegue”, se puso en frente mío y soltó una carcajada bien larga,

– ¿Qué hueá hermanito? – No respondí – ¿te gusta la hueá?

Agarró su slip y me lo mostró, yo seguía sin reaccionar. “¿Te gusta esta hueá cochino culiao?” y me lo pasó por la cara con fuerza, “Ya po, dime, ¿te gusta esta hueá no?”cada vez más brusco. Estaba entre caliente y asustado. ”Abre la boca conchetumare” y me pusó sus slip en la boca. “Eso querís culiao no, eso queris puta culia”.

Se dio vuelta a la cocina, se quitó la toalla y se sentó en una de las sillas. “Ya po hueón, aquí está po’, ¿no la queríai? aquí la tenís”. La escena era surreal, pero no la iba a desaprovechar. Me arrodille bien puta y se la comencé a chupar ahí mismo como si de mi vida lo dependiera.

El hueón sacó un pito y empezó a fumarlo ahí mismo. Ni pensé en que podría quedar pasado. Filo. Estaba demasiado concentrado en ese pico, el hueón ni gemia, así que me motivaba más en hacerlo bien. Chupando su cabecita rosada, llegando a sus cocos. Me tomaba la cabeza y me empujaba hacia su hoyo. No me hice de rogar, levantó una pata y le pase toda la lengua por el hoyo peludo que tenía.

– Esta hueá te gusta maricon, te encanta el pico ¿no?, escúpela y trágatela, eso, toda… eso, todo, hasta el fondo culiao, chupame los cocos, eso culiao”

Esa jerga me ponía mas caliente. Estaba sufriendo con las arcadas, en esos años no era el experto tragasables que soy ahora, pero no le molestaba, le gustaba sentir que su pico estaba al borde de dejarme sin aire, le gustaba que elogiara su pico y sus cocos.

“La huea grande”, “no me la puedo toda”, “qué pico más grueso”, hueás así lo prendían y se notaba. En una se paró de la silla, me empujó a la pared y me culeó la cara prácticamente. Estábamos en eso, cuando suena mi teléfono, era mi vieja, así que paré para contestarle, me dijo que ya venía en camino, que recién se había subido al metro.

Me dio una rabia. Le dije el Brian y me dijo “entonces hagámosla corta po”.¡Hueón! me baje los pantalones y el boxer en tiempo record. No perdí el tiempo. Me fui al sofa del living, me puse en cuatro, me escupí la mano y me lo pase por la raja, Le dije “dale, rapido”.

El Brian agarró papa al tiro, me dijo al oído “Te voy a partir la raja culiao” y siguió con un “oh hueón, tenís el medio poto, te lo voy a hacer mierda”.

Y sí, tengo el medio poto. Lo que Dios no me dio por delante, sin duda me lo dio por atrás, redondito y gordito. Me la metió ahí. Pensé que me iba a desgarrar, pero no, muy al contrario de lo que podría pensar de él, me la metió lentito, para que me acostumbrara, y de ahí a atacar como una bestia. Me tomó por los hombros y me la mandó a guardar hasta el fondo. Si existe un dios, lo ví ese día con una pichula gigante llegandome a la próstata.

El hueón gemia rico y le gustaba hablar “pide pichula culiao, pídela, aquí la tenís hueón”. Se me había ido todo lo tímido, onda “Dame pico culiao, callate y métemela mas duro, ¡Hasta los cocos hueón!”onda así de porno, ahora me siento estúpido, pero en el momento y la calentura, dios mío.  

El hueón duraba caleta y ya me estaba dando miedo que llegara mi vieja, así que recordé un truco. Paré al Bran, le ordené que se sentará, me termine de sacar el boxer y me senté arriba de su pichula, dándole la espalda, dando saltitos cortitos.

La estaba gozando y se notaba. Hacia ese sonido con la boca como si estuviera a punto de comerse algo rico y claro, mi potito apretadito. Le movía las caderas y sentía todo ese pico como se movía y me deformaba por dentro. Quería irme, así que me di vuelta y esta vez le di la cara y como una shakira cualquier comencé a moverme para hacerlo acabar.

El también ayudaba dando sus golpecitos. No aguantó mucho y ni me aviso, pegó el medio suspiro y caché que se estaba yendo, se le estaba yendo la vida. Así que aproveche y le termine en todo el pecho, el hueón quedó como descolocado porque me salto caleta, y le llegó hasta la cara. Nos reímos. Me paré rápido y sentí como su leche salía de mi poto. Me dio vuelta y me abrió los cachetes como para ver lo que había hecho, me pegó una palmadita y me mandó al baño.

Le pase un buzo mío para que usara, le dije que su ropa se la llevaría el miércoles, para la iglesia, pero le advertí que no le llevaría el slip. No le molestó. “Úselo como quiera”

No pasó mucho rato y llego mi mamá,  pero ya estábamos vestidos y todo. Le preguntó al Brian si yo lo había ayudado (me reí por dentro).

“Sí tía, me sirvió caleta”–  y se despidieron amablemente. Mi vieja no tenía idea que tenía todavía semen del Brian en mis intestinos. Gracioso.

Lo fui a dejar a la puerta de afuera, nos miramos, nos reímos, no dijimos nada. Nos abrazamos, muy masculinamente y me susurró “ojalá podamos ser hermanitos de cacha po’ brother, nos vemos”me dio su sonrisa de flaite tan deliciosa y lo vi desaparecer en el horizonte, caminando a paso lento y yo con el poto adolorido, pero feliz. 

No fue la última vez, la verdad es que culiamos como conejos los meses siguientes, una vez hasta en la iglesia y otra vez se la chupe en el nacional, pero eso es para otra historia.

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