Micro culia

Micro culia. No pasaba nunca. Eran las como las 1am y venía de un carrete penca. Algo caliente y frustrado, algo cocido y mareado. Habíamos tres personas en el paradero, dos flaites y un viejo que estaba mas curao que yo. 

Cuando pasó recién la huea, espere subirme al final, nada de hueón po, aunque se subió solo unos de los faites, ni pagó, solo pidió “permiso” al “tío”. El culiao andaba con unos short deportivos como lacios, una polera media ajustada y unas cadenas de oro, hacia un frio de mierda, pero ahí estaba po, con esa cara de malo culiao, tosca, medio blancuzco, de pelo negro y tieso, corte de futbolista, cejas trabajadas, obvio.

El hueón se fue atrás, en los últimos asientos, obvio, y por un momento, pensé, la micro culia va complementante vacía, quizás… no sé, solo quizás pueda lograr algo. Así que lo seguí po, me senté atrás pero al lado de última puerta. Sentí que me quedó mirando con una cara de “qué le pasa a este culiao” mientras me sentaba. Lo miraba de reojo y estaba pegado en su celular, se rascaba las bolas y me tiritaba el cuerpo, ¿qué podía hacer? nada po.

En una de esas se paró, pa’ abrir la ventana, aproveche de mirarle el culito, mi mente se torturaba pensando en cómo sería estar con alguien así, me iba pasando los medios rollos, los que fueron interrumpidos de golpe.

– Oe hermano, ¿tenís fuego? 

-Claro – le pasé mi encendedor y se prendió uno.

Me ofreció sin decir nada más y acepté, quemamos y no sé qué huea, me volé brigido, como que lo quedé mirando no más con cara de caliente. El cachó, pero no me pescaba, no decíamos nada, ¿qué iba a decir? era la rara la huea.

Sin advertencia, como que echó una mirada a la micro, como para ver si habían más personas, pero no, así que se levantó un poco la polera, dejándome ver su guata dura, conchetumadre, ya no podía dejar de ver, onda físicamente no podía, se comenzó a tocar el bulto lentamente, y hueón, manso bulto, me hizo una seña y me pase pa’ su lado, justo en el asiento contiguo. Me quedé sentado así como hueón,  como no atinaba, me tomó la mano como enojado y me la acercó a su pico, ahí le sentí toda la pichula, sentía que palpitaba, pero no tan fuerte como mi corazón.

Se la sacó del short, no traía ni ropa interior, quedó pasado a tula, cosa que me dejó más caliente y lo comencé a pajear lentamente, estaba tan nervioso que ni siquiera le veía la huea, el hueón como que se desparramo en el asiento gimiendo despacito, la sentía dura, venosa, gruesa. Ya unos minutos agarré confianza y estaba dispuesto a chupársela ahí en la micro, cuando de pronto escuchamos al chofer gritar hueás, 

“Maracos culiaos bajenseeeee ahora”, el hueón venía a nosotros con un palo, al parecer nos cachó por los espejos, oh mierda, jamás había estado tan nervioso, baje corriendo, el hueón le echó unas chuchas que jamás había escuchado, pero se terminó bajando también,

Quedamos tirados en una avenida completamente vacía, como en un paradero abandonado, más lejos que la chucha, demasiado oscuro, apenas una luz naranja se veía en el fondo donde estaba la verdadera parada. 

– La hueá, el culiao….  – me dijo

-El hueón loco, la cagó – le respondí

Nos quedamos mirando en la oscuridad y sabía que me obligaría a terminar lo que empezamos, el hueón se acercó a mí y con fuerza me agarró la cabeza y me obligó a acercarme a su pico. Lo hice con un miedo terrible, ahora si me mataban, por caliente.  

Nos corrimos como detrás de una pancarta, pa’ evitar los autos que pasaban de vez en cuando con sus luces, además había pasto, me arrodille, se la saqué, y comencé a chupar ese pico hediondo, peludo, desordenado, cabecita gorda, que delicia de macho. 

Caché que prendió otro y siguió fumando mientras le comía el pico, le gustaba que le pasará las lengua por las bolas, como que se calentaba más, estuve unos 5 minutos chupándole el pico en completa oscuridad, me saqué la pichula sin que lo notará, porque no me aguantaba.

No pasó mucho rato, hasta que sentí que se iba, me agarró la cabeza y comenzó a empujar más fuerte, me dejo terrible mal, apenas respiraba cuando eyaculó en mi boca, me pasó toda su leche directa al estómago, sin filtro, apenas pude saborear el semen, apena escuchaba sus gemidos duros. Me la saqué de la boca para escupir por reflejo, se ofendió y me pegó una cachetada seca, pero no fuerte. “Hasta la última gota po maricon culiao, chúpala toda”. 

Me levanté, pero me obligo a que me quedará ahí en el suelo, con la tula al aire, el culiao sacó una cuchilla po, y ahí sí que, ok nope, nope. Me obligo a que le pasara mi billetera y el celular, total era una mierda de teléfono y no tenía nada de plata, así que pico, me tiro la la bip eso sí (awww, gracias delincuente). Y me quedo mirando, un rato, el conchesumadre, el hueón se sacó la tula de nuevo y me dijo que me quedará  quieto, el culiao me meo ahí mismo, la gozaba, se cagaba de la risa mientras lo hacía, me gritaba “tócate ahora po”.. Yo… estaba como entre enojado y de nuevo caliente (?). El culiao se fue caminando rápido, cruzó la avenida y desapareció. 

Llegué a mi casa 4 horas después, la micro no pasó y no supe cómo explicar el olor a pichi que deje en la casa.

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