Casi Padrastro III
Los gritos en la cocina me confirmaron lo peor: Mi vieja encontró el condón llenó de semen de su prometido. Dios, jamás la había escuchado tan enojada, prácticamente rompió toda nuestra loza y vasos. Le gritaba que era un maricón y el no sabía como responderle.
Pensé en quedarme un rato en la pieza, encerrado, pero no podía, demostraba culpabilidad. Salí apenas, tiritando de miedo, y no sé como, pero cachó que ese condón, lo había usado conmigo. Ni él, ni yo, mentimos, tampoco dijimos nada, nos echó a ambos. Me envolvió mis cosas en una bolsa y me echó de mi propia casa, no podía creer lo que estaba pasando. No entiendo porque no pudimos mentirle y decile cualquier cosa, no sé.
Cuando llegamos a la calle, nos quedamos en silencio. El prendió un cigarro. Yo sostenía mis cosas todavía en mis manos. No entendiamos nada-
-¿Tienes dónde llegar? – me preguntó.
-No, al menos no por ahora… – pensando ingenuamente que por defecto me iría con él.
-¿Y tu abuela?
-Podría irme con ellos, pero ya es muy tarde ahora ¿y qué les voy a decir?
-Invéntales algo, tu mamá igual era media loca… obvio que se pondrán de tu lado.
-Sí…
-Pero tranqui, hoy te vienes conmigo, mañana te dejo tus abuelos
-Ok…
Una parte de mía se sentíá aliviada, no me gustaba vivir con ella, amaba a mis abuelos, pero tampoco les quería ser un cacho, me propuse encontrar un trabajo al día siguiente y apoyarlos en todo.
El camino hacia el depa del hueón fue muy extraña, en silencio, el hueón no dejaba de fumar. Se sentía ansioso, lo sentía ansioso. Llegamos, abrimos la puerta y noté que tenía muchas cosas embaladas, lo miré y me respondió: “ya tenía la mudanza casi lista, pero bueno…”, con los ojos llorosos.
Me creía 100% responsable de todo, a pesar de que él era la pareja de mi vieja, a pesar de que era él, el que debía fidelidad, yo era el responsable, me costó mucho sacarme eso de la mente. Me terminé por quebrar en su casa, le pedí perdón llorando, onda, llorando feo, me quebré brigido, caí al suelo en mis patitas, el me acompañó en el sueño, me dio un abrazo muy apretado y solo me dijo “no, tranqui, esto es mi culpa, no llores”.
Me estuvo conteniendo bastante rato en el piso, noté que el también lloró un poquito. Al rato me dijo que tomará una ducha, me pasó una toalla y una polera grande, le hice caso.
El agua caliente cuando estai pa la caga tiende a ser reformateadora, me sentí nuevo cuando salí, angustiado, sí, pero más tranquilo. Me hizo la once, tomamos tecito en la mesa, todavía en un silencio horrendo.
-Fue… un día bastante loco ¿no? – Me lanzo este otro, lo quede mirando como… ¿qué chucha? era todo tan absurdo que empece a reír.
-Jaja, de seguro… – me costaba verlo a los ojos. De nuevo: responsabilidad.
No tenía otra cama, así que me dijo que el dormiría en el sofá. Me negue, si alguien debía dormir en el sofá era yo. Ahora el se negaba, así que quedamos que dormiríamos juntos, en la misma cama. Ok,
El hueón se saco todo, quedo en slip y se metió a la cama, yo más tímido hice lo mismo. Silencio nuevamente por harto rato, notó que no podía dormir, hasta que se me acercó, y me dio un abrazo fuerte y no me soltó en toda la noche. Dormimos abrazados, sentirlo tan cerca, de seguro me calmó muchísimo, logré descansar un poco.
Sentí su pico parado en la mañana, hacia presión leve contra mis caderas, pero se detuvo rápido. Tenía que ir a trabajar, así que nos duchamos, tomamos desayuno y me fue a dejar a donde mis abuelos. Tenía pena.
Cuando llegamos a la casa de mi abuela y antes de bajarme, me detuvo de salir, lo sentía dudoso, temerosos, era raro en él. Me preguntó si no quería quedarme con él unos días, que no debía preocuparme por nada.
-¿Por qué me lo dices ahora que estoy literal saliendo de tu auto?
-Puta, soy hueón, ayer quería proponértelo, pero… estabas mal, no sé, sorry
-No, no te preocupes…
-¿Entonces? – Insistió
-Bueno, si igual me gusta estar contigo po.
Sonrió aliviado, me miro y partimos de nuevo a su depa. En el auto llame a mi abuela y le explique la versión “falsa”, lo entendió, creo que también se sintió aliviada.
Me dejó abajo, me pasó una llave y un poco de plata por si necesitaba. Me dijo que volvería tarde porque tenía mucha pega acumulad,a le dije que no importaba.
Pensé en prepararle la cena ya ya me sentía una dueña de casa, me chocaba la escena un poco, pero trataba de calmarme, tenía que estudiar, tenía que ver tele, tenía que relajarme.
El Mono llegó como a las 8, súper cansado. Se sentó en el sofa, le pase una chela para que se relajará también, hablamos de su día como si lo de ayer no hubiera pasado, se veía cansado, pero lindo me sonría con su bigote nuevo que se había dejado, ahora sí que lucia papito.
Me dijo que se iba a ir a la ducha y luego podíamos pedir comida por delivery. Ok. Sentí la ducha correr y me dieron ganas de darle las gracias, de una forma más “cercana”.
Me desvestí y lo acompañé. Me metí cara raja en la ducha, el se sorprendió, pero le gustó la idea. Me abrazo bajo el chorro de agua caliente. Comencé a tocarlo todo, se notaba complacido, lo enjabone bastante y lo limpié por todos lados, hasta su potito.
Me echó shampoo en el pelo y comenzó a frotar, era más alto que yo, así que podía. Me comenzó a lavar cada rincón, se sentía tan rico, tan protector, sus manos me recorrían los huevos, el pico, el poto. Bajó en un momento y se lanzó frente a mis cachetes, sabía que le gustaban esas nalgas, ahora me lo demostraba, con sus dos manos gruesas me separó los cachetes y dejo entrar su lenguita, qué rico se sentía bajo el agua. Me gustaba verlo disfrutar con mi humanidad, le daba el alimento que le faltaba, su poto de hombre, su vigor, su sexo masculino, su necesidad griega, no sé.
Me puso la mano en la cabeza para que le chupará el pico, no tenía porque decirlo dos veces, me agache de inmediato para comerle esa pichula ya conocida, el agua la limpiaba a medida que mi lengua desparecía en su tula, el hueón la gozaba caleta, ahora podíamos gemir y hacerlo todo con tranquilidad, con paciencia.
Salimos cuando comenzamos a querer un poquito más, “te tengo una sorpresa”, me dijo al oido mientras me agarraba del culo, me entusiasmé, salimos, nos secamos rápido porque estaba medio frío. El Mono salió pilucho al living a buscar la “sorpresa”.
Me intrigaba la huea, cuando llegó seguía secándome el pelo, me paso un pedazo de tela, no cachaba lo que era, hasta que claro… era un jockstrap, de esos clásicos, “póntelo” me ordenó, lo hice de una, me quedaba hermoso, apretadito, sentía como el culo se me veía más grandote, rico.
El Mono se acostó en la cama, tenía el pico ya mega parado, me dijo que me abriera los cachetes en la cama, lo hice, me subí, me puse en cuatro dandole el culo al hueón, mientras se pajeaba. Hacia ruidos raros, como de caliente, mientras me pedía que me metiera un dedito, lo hacia todo por él, de a poquito me introduje un dedo en el hoyo y entre más gemidas, el hueón se prendía más.
De nuevo se introdujo su cara entera en mi poto, le gustaba hacerlo, ahora completamente acostado en la cama, dos manos en mis nalgas, separadas mientras este hueón comía su última cena. De pronto un liquido frío me frotaba en el culo, un poco de lubricante para predecir lo que pasaría en unos minutos. Sacó un consolador de no sé dónde y me empezó a penetrar con el, primero lentito, luego más fuerte, me agarraba el cuello con fuerza mientras con la otra mano me atacaba con ese juguete, no era tan grande, pero me dejó el hoyo bien abierto, para esperar su premio. Aprovechaba de darme agarrones y besarme el culo.
De un momento a otro lo vi encima mío, empujando su pico en mi poto lentamente, entro fácilmente, ya me tenía bien dilatado. Me puso en cuatro y me comenzó a penetrar salvajemente, la huea rica, usaba los jock para afirmarse, los empujaba hacia atrás para que mi culo encajará mejor con su pico.
Me rendí en la cama, me acosté de guata mientras su pico se hacia el paso hasta mis profundidades, jamás lo había sentido así, tan adentro, sentí miedo por un momento, miedo porque me estaba gustando mucho y ya veía que me salía por la boca. Le gustaba así, me tomaba por la boca para calmar mis gemidos mientras me daba golpes secos con su pubis en mi poto, sentía que así me iba a crecer más el poto, mejor po.
Al rato de estar así culiamos a lo misionero, y ahí fue de lo más tierno, me puso una almohada por debajo de mi trasero y comenzó a darme sin tregua. Se me tiró encima, puso su cabeza junto a la mía y sudamos la gota gorda, el dentro mío, yo estirando las patas para atrás par que me entrará más y más. Me tomaba de la cintura y me acomoda con más furia.
Si algo tenía que reconocerle a este hueón era su aguante, a los minutos ya no podía seguirle el ritmo, pero el hueón quería y seguía y seguía. Para calmarlo me puse arriba. Me senté en su pico y comencé a cabalgar como si no hubiera mañana, sentía que me ardía el hoyo, pero tenía que hacerlo acabar, y lo logré a los minutos con un grito salvaje, me masturbé y acabamos juntos prácticamente, el mi hoyo, yo en su guatita. Me fui al tiro al baño a “abortar”. Me salía y me salía su semen.
Cuando volví el hueón veía su celular, ya que me uso, ahora no me pescará hasta que se ponga caliente de nuevo, pensé, pero apenas me vio, lo dejo de lado y me invitó a acostarme con el, nos quedamos abrazados un rato, viendo tele.
Pedimos algo para comer, así que cuando sonó el timbre, me puse unos boxer y fui, no era el delivery, era mi vieja por la chucha.
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