Bullangero

Victor culiao loco, siempre fue tan caliente, tan raro. Era un compañero del colegio, “bullanguero”. Andaba todo el día cantando cánticos de la U, solo. Se sentaba al lado mío en clases.  Era bien tela. Nada que decir. Era el más alto de la sala. Medio blancucho, de cara alargada y de pelo negro. Olía a Axe siempre. Llevaba varios en la mochila.

Teníamos la clase de educación física en un estadio que estaba al frente del colegio. Ese año nos tocaba los lunes, en la última hora, así que luego nos quedábamos en la cancha a jugar a la pelota, al sol. Cuando terminábamos, la mayoría se iba al tiro, otros como yo y el Victor aprovechábamos de ir al baño.

El baño estaba al fondo. Era un lugar horrible, pasado a meado, paredes azules, todo rayado, luces de neón malas y tiritonas, y cómo no, los urinarios estaban siempre en mal estado, pero era la única forma de mear. Así que cuando todos se iban, partimos al baño, no es que lo hiciéramos de adrede, es que vivimos cerca, así que nos íbamos caminando después.

Era una rutina de todos los lunes. Meábamos uno al lado del otro, yo intentaba verle el pico cada vez que podía. Quería ser sutil, así que no miraba directamente. Solo veía un pico flaco, pero largo y bien peludo. El hueón se hacia el gracioso, se la dejaba afuera harto rato mientras revisaba su teléfono, dándome la oportunidad de ser mas fijón. Con eso me bastaba para pajearme en la tarde. No es que fuera tan guapo ni nada el gil, solo que tenía esa hueá rancia que algunos hueones tienen que te atrae, por tonto, por hombre, no sé.

Ese día fue distinto. Tuvimos la clase, jugamos un rato y nos fuimos a los baños. El se fue a los urinarios y yo a los grifos, el calor de mierda del verano pegaba horrible y con esos buzos del colegio como de plástico, peor.  

Luego de que me refresqué, lo acompañé, pero caché que tenía el teléfono encima del urinario, en la parte de arriba, había puesto una porno el caliente de mierda y se estaba pajeando. Cuando me vio, ni se inmutó. Solo le comenté “el culiao desesperado jaja”, a lo que respondió “sorry hueón, no aguantaba llegar a la casa”. Y cache que el video que estaba viendo era el “pack” de una compañera. “Shaaa, ¿es la Natalia hueón? la media volaita”.

Asintió riendo y se corrió para el lado, como haciéndome el espacio para que viera mejor y claro, era la Natalia gatillandose, “me lo envió recién…”.

“El hueón enfermo” pensé, pero estaba ahí pajeandose al lado mío, ¿qué se supone que debía hacer? el Victor tomó el teléfono, lo puse del principio, lo dejo en la misma posición y siguió corriendose la paja, y hueón, esa pija flacuchenta creció un montón, no era tan gruesa, pero larga y hedionda también.

Me dijo que atinara. Así que comencé a pajearme también, concentrado cada uno en lo suyo. Cagado de miedo, sabía que casi nunca aparecía nadie, era un lugar solitario, pero igual terror.

Ni pesqué el video de la Natalia, estaba pensando en el hueón no más y como estaba ahí mismo, trataba de mirar para el lado piolamente, y me cachó, al parecer estaba justo acabando, porque pegó una risotada muy rara y pegó la media eyaculá en todo el urinario, le saltó caleta de semen, muy diluido. Me sentí tan raro que el hueón terminará viéndome. No aguanté y acabé a los dos segundos también, me corrí para mi urinal y solté todo. Pero ya con vergüenza y algo de miedo, como tapándome. El hueón tomó el teléfono, se río un poco y me dijo te espero afuera, ni se lavó las manos ni nada.

Cuando salí me estaba esperando. Nos fuimos caminando como cualquier otro día, hablando de la Natalia. Dijo que me enviaría el video, pero se “equivocó”, me mandó el video que le había mandando a la Nati primero: salía dándose la media paja en el baño del colegio. Creo que ni se dio cuenta, o quizás lo hizo con malicia. Sea como sea, todavía me pego las medias pajas con ese video, amo como se refiere a su potencial amante: “Nati culiá, te voy a llenar la zorra de leche”.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Pretende que soy Sofía

Amigo Futbolista IV