El Viaje
Aporte de P.
Vivo fuera de la capital y suelo viajar por carretes, familias, amigos, entre otras razones hacia allá. Actualmente 22 años, y esto pasó hace dos años atrás, igualmente no he cambiado mucho físicamente, soy moreno, ojos negros, mido aproximadamente 1,73, pelo negro y corto a los lados y tengo siempre de esa barba como de uno o dos días, en realidad me sale bastante barba, por eso debo afeitarme frecuentemente. Mi contextura es delgada, algo de pelo en el pecho y el abdomen, nada del otro mundo, pero hay pelos. Por último, y sin querer sonar quebrado siempre me han dicho que tengo una mirada penetrante, inconscientemente me gusta el coqueteo de miradas.
En el verano del 2019 estaba de vuelta desde Santiago a mi casa en bus, estos buses muy calurosos pero que igual ahora, gran parte, tienen aire acondicionado. Me subí, aturdido por el calor de Santiago a la frescura del bus. Estaban aún esperando que subiera más gente, pero aún así no quedaban asientos vacíos dobles, por lo tanto, me tuve que sentar con alguien.
¿No les pasa eso de buscar de manera muy controlada al mejor compañero/a de viaje? Bueno, yo lo hago, principalmente en verano donde aparecen más olores que de costumbre. Esta vez miré y mi juicio se vió afectado por mis gustos, ¿cómo así? no solo busqué por alguien “piola” para viajar, me llamó la atención un tipo, que físicamente, cumplía mis gustos.
En general siempre me han llamado la atención los tipos mayores, con esa apariencia de “oso”, y este tipo, ¡uff! cumplía con todo. Se dejaba una barba cortita, bien arreglada, se reía porque iba muy entretenido hablando por whatsapp (da lo mismo con quien), y su sonrisa era muy sexy. Además tenía unos ojos medios pardo, con cejas oscuras y pelo muy ordenado.
¿Compañero de viaje? Seleccionado. Iba con una polera blanca que dejaba ver muchos pelos en su pecho, muy peludo, un pantalón corto que dejaba ver unas piernas enormes, peludas y además un paquete bastante abultado.
Comenzó el viaje y yo iba muy incómodo, pero de esa incomodidad que indica “maldad” y deseo, mi objetivo llamar su atención, quizás con eso podría conseguir un follamigo.
Lo primero que hice fue de a poco comenzar a rozar su pierna con la mía, sentía sus pelos, gruesos, su pierna firme y caliente en la mía. Yo estaba full nervioso, pero desde que inicié el contacto estuve con una erección enorme, y cuando digo enorme, es porque lo podían notar de una región a otra.
Seguía rozando su pierna y la retiraba pero me frustraba la idea que no buscaba el contacto de nuevo… iba hablando por su whatsapp y eso me estaba haciendo perder la esperanza de contacto alguno. Último recurso a usar, hacerme el dormido. Hice eso y dejé mi pierna al lado de la suya, cerré los ojos y me centré en cada milímetro de contacto que teníamos, podía notar las contracciones de sus músculos, como sus pelos acariciaban mi pierna, como su muslo se contraía para acomodarse en el asiento, como su cuerpo se movía con el vaivén del bus.
A mitad de camino, sentí que cambió todo, se movió todo su cuerpo, pensé que se bajaría y yo me tendría que parar con una erección… ¿Qué hago?… pero no, solo dejó su mochila en el suelo y se volvió a acomodar y esta vez dejó caer toda su pierna en la mía, sin pudor alguno. Aproveché y dejé caer mi mano entre los asientos, entre nuestras piernas y sentí su mano suavemente acariciando la mía, mi pantalón estaba por explotar.
Acariciaba mi mano, mis dedos y comenzó a subir por mi brazo, mi hombro, abrí los ojos y su mano tomó mi cara y me dió un beso, un beso que me dejó hirviendo, que me dejó palpitando, pero no solo mi corazón, mi pantalón palpitaba más rápido y más fuerte que todo el resto de mi cuerpo. Respondí su beso, húmedo, preciso, caliente, y también al contacto con su barba, sus labios y su lengua, el balanceo del bus no nos interrumpía ¿y la gente de alrededor? Durmiendo, eso ya lo había chequeado.
Quedaba poco tiempo para bajarme, no sé unos 15-20 minutos, así que había que aprovechar. Mientras nos comíamos la boca, el apretaba mi cuello con su mano enorme, sin esa presión que dejará marca, solo esa presión caliente, deseosa, y apretaba su cara contra la mía. Mis manos se fueron directamente hacia su pecho tenía que tocar esos pelos, todo ese vello suave, que cubría su piel y pecho firme, bajé por ese caminito de pelos que me llevó a su bulto, ahora si podía notar que era real.
Toqué su pene por encima de su pantalón, se sentían grandes bolas y una erección muy dura. Metí mi mano desde por entre el muslo, descubriendo los pelos, y un slip muy ajustado. En ese mismo momento, soltó mi cara e hizo lo mismo, metió su mano por debajo del pantalón, estaba demasiado caliente y sentía como el precum ya había hecho lo suyo, tocó mi pene (aprox. 18 cm, y grueso) y movió su mano simulando que me masturbaba sobre el boxer. Cuando sintió la humedad entre mis piernas, sacó su mano y los pasó suavemente por sus labios y me dió un beso. Que sabor más rico del beso, con ese toque salado, húmedo… ahora era mi turno. Metí mi mano y logré llegar y sentir la cabeza de su pene, grande, húmeda, simulé la masturbación pero fuí más allá, logré meter mis dedos debajo de su slip y tocar directamente el precum, saqué mi mano y lo pasé por mi lengua y lo besé nuevamente.
Todo lo interrumpió el auxiliar, como odio a ese tipo. Pero me tenía que bajar. Me arreglé el pico dentro del pantalón, le apreté su paquete, le di un beso, me paré y me bajé. Lo que ocurrió cuando llegué a mi casa está claro, exploté como lo he hecho en pocas veces, y para seguir motivado, probé mi precum, olía mi mano que me recordaba su olor, y terminé probando mi semen.
Espero toparme de nuevo con aquel treintón del bus.
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