Relatos Reales: Camerinos

La mayoría de los relatos aquí están inspirados de situaciones reales, de experiencias recopiladas, de vivencias personales, nosotros solo rellenamos los espacios para transformar esos momentos en fantasías.  La idea de esta nueva categoría llamada “Relatos Reales” es contar esas historias, no tan cargadas, no tan extremas, pero reales, 100% reales. Espero que las disfruten y recuerden que si tienen alguna historia que quieran compartir (sin importar que tan erótica pueda ser), pueden enviarla aquí: erraticosblog@gmail.com, no es necesario que envíen la historia lista, solo cuéntanos tal como pasó y nosotros haremos maravillas.

Camerinos 

Si pudiera recordar un momento de mi vida en qué me di cuenta que me sentía atraído por los hombres, ocurrió definitivamente en el colegio, en los camerinos después de educación física. No entendía cómo de un momento a otro me sentía ta incomodo rodeado de mis compañeros desnudos. Como si no tuviera nada en común con ellos, pero aún así quería estar en el centro. No los podía ver fijamente, siempre de reojo, mientras estos salvajes se paseaban en bolas, jugando, corriendo, gritando, siendo libres. Yo en cambio, esperaba a que todo el ajetreo pasará para poder cambiarme de ropa, muy tímido, muy confundido fui creciendo.

Cada vez que tenía que ir a un camerino o a una ducha con más personas, me ponía muy nervioso, no me gustaba desnudarme frente a otros chicos, pero me atraía la idea de ver a unos cuantos. Ya estaba en la pubertad, así que cualquier estimulo me podía dejar enfermo de caliente por meses. Esos momentos eran especiales, en esas ocasiones podía ver otros picos, recordemos que Internet en esos tiempos estaba muy limitado y todo el porno de la tele, incluido el más “hardcore” era “soft”, nada de picos, solo tetas y tetas.

Voyerista

Uno de esos recuerdos fue en las duchas de un spa, era un gran complejo con una gran piscina temperada, con toboganes, jacuzzis para los viejos, de todo.  Fuimos con un tío y varios primos.  Luego se nos unió el nuevo pololo de mi tía, evidentemente mucho más joven. Se había divorciado  hace poco y se notaba que era un chico para pasar el rato y vaya que sí. Era un profeso de tenis, súper bien marcado,  de pelo negro, bonita cara, súper rico.

Luego de pasar toda la tarde en la piscina, nos fuimos a las duchas para quitarnos el cloro. Mi tío sabía que yo era más tímido, así que me pasó una toalla y me dijo que fuera a un cubículo cerrado, iba en camino, cuando cache que el profe/pololo de mi tía, se estaba sacando el traje de baño, dios, la piscina era temperada, hacia mucho calor y vapor, así que cuando el short llegó hasta su zona intima, pude ver en detalle como esas bolas gruesas cayeron y se liberaron, tenía la media pichula, bien escondida entre un arbusto de pelo maravilloso, tenía un cuerpo tan rico, peludo, grandote.

Se quedo un buen rato así, hablando con otro de mis tíos sobre el partido, con la pichula al aire, cuando reaccioné bien, me fui a cambiar, quería seguir viendo, pero no quería que me pillaran con las medias pepas, comiéndome al hueón con los ojos.

Me metí a ese cubículo y me empece a vestir, me tomé harto tiempo, porque tenía el pico más parado que la chucha y lo que pasó después no ayudo mucho. Mis tíos, mis primos se habían ido, uno de ellos me dijo que me esperarían afuera, ok, me apuré, pero justo un hueón x se sentó a cambiar justo al frente de mi espacio, así que por la cortina lo veía. Estaba completamente desnudo, se secaba las presas y te juro que se veía todo en cámara lenta, yo estaba baboso, mirando, como se secaba el poto, era un tipo como de 35 años, en esos tiempos era todo un daddy, se puse las calcetas primero, la camisa semi abierta y su pico cayendo y rebotando de aquí para allá. Justo ahí llegó mi tío para apurarme, tuve que salir avergonzado, el tipo me quedo mirando cómo riendo. La media plancha.

Pichanga viñamarina

Otro momento que recuerdo harto fue todas esas veces que tenía que ir a ver a mi primo jugar a la pelota en Viña. Yo no jugaba porque, obvio, pero sí lo acompañábamos.

Una vez terminada la pichanga, tenía que ir a apurarlo a los camerinos y changos: Estaban todos sus amigos, en boxer, muchos en pelota, otros con el pico parado (¿qué huéa?), un olor a meado impactante y mucho vapor. No me aguantaba verlos así, tan machos, tan hueones.  Había unos meando por ahí, piluchos en los urinales, hablando de minas como si fueran cosas, hablando de futbolistas como si fueran dioses.

Esa vez me quede en la puerta, como adentro, como afuera, no todos me conocían, así que de pronto apareció un hueón medio loco en toalla y me preguntó qué estaba haciendo ahí. Le dije que el Miguel era mi primo y que lo estaba esperando. Se alegró de una forma muy rara, onda “holaaa, un gusto conocer al primoo” y se le caía la toalla a cada rato, se le asomaban los pendejos, me tenía loco, porque estaba bien rico y olía tan bien también, recién duchado, con su cuerpo humeante. Me contó hartas hueás chistosas de mi primo. Luego me obligó a pasar para que conociera a los demás. Entre hasta el fondo, donde los hueones se estaban duchando y me los fueron presentando, ahí, todos piluchos y yo tratando de que no se me parara, porque más encima fui de buzo. En esos años tenía polola, así que pasaba piola, creo que nadie sospecho nada o quizás sí, pero filo, era un delicia tener que pasearme frente a esos brutos.

Bautizmo

De chico era testigo de jehová, y no sé si saben, pero ellos se bautizan bien tarde a diferencia de los bebés católicos. Yo lo hice como a los 15 años y fue una ocasión bien “espiritual” déjame decirte.

Nos enviaron a un camerino, donde todos los “hermanos” se debían poner traje de baño para la solemne ocasión. La mayoría eran más viejos que yo, tendrían 20, hasta 30 años. No había cubículos, así que estaba obligado a cambiarme allí mismo. Me sentía como en un campo de concentración, solo, no tenía a ningún conocido, nadie de mis amigos se bautizaba en esa oportunidad. Pero filo, veía a esos caballeros, quitarse las corbatas, dejando expuesta su humanidad y el diablo se me apoderaba con fuerza.

Igual que en las otras ocaciones, nadie sospechaba el demonio que se había infiltrado, uno que estaba para sacar fotos mentales de todo lo que pasaba. Vi varios hermanos que estoy seguro andaban en las mismas, más tímidos, más pudorosos, erectos, vergonzosos.

Ya estábamos preparados, en fila listos para el matadero. El hermano que me iba a sumergir en la piscina tenía una polera blanca bien ajustada y mojada, le veía todos los pezones, era mayor, tenía un bigote a lo flander, pero sexy. Nunca supe su nombre, ni nada, solo me tomó por los hombros y me sumergió, creo que se me paró un poco debajo del agua, me puse nervioso y me caí, me tuvieron que bautizar dos veces, así que doblemente bendecido.

De vuelta al camerino, el escenario fue más triste, ese día hacia frío y se notó en los hermanos, las pirulas estaban congeladas, chiquitas, pero lindas fijate. No había tiempo para tonteras, todos se vestían de una, de nuevo fui el que más se demoró.  Aún así me corrí la paja después en el baño mientras de fondo se escuchaban los discursos religiosos. Fue un buen día. Bautismo, picos y piscina.

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