Relato Corto: "Amigos"
No sé, no sé. Todavía no entiendo mucho qué pasó ese día, ni siquiera estábamos borrachos. Éramos más jovenes, idiotas, curiosos quizás, pero todavía no entiendo a qué jugamos ese día, esa noche, tan extraña, morbosa y transformadora.
En esos años yo seguía siendo un gay de closet, vivía atemorizado a que me pillaran, en mi familia se hablaba de los fletos y colas, portadores de enfermedades, de desviaciones, de pedofilos y cualquier esteriotipo enfermizo de familiar conservadora. Con mis amigos no era distinto, muchos hablaban del “maraco culiao”,se reían de un ápice de feminidad en cualquier otro ser humano, tan idiotas.
Todo eso hacía que me odiara, que cada vez que me masturbaba pensando en hombres piluchos terminará con un cargo de conciencia brutal. Por suerte tenía dos amigos cercanos, el Pancho y el Rodrigo, con los que podía ser, no sé, un 50% de lo que yo era sin que me juzgaran. Tampoco es que les contará, no, en mi mente yo no era gay, en mi fantasía esto se me iba a pasar y luego podría casarme, formar una familia y tener hijos, etc. Todo muy hetero-bíblico.
Jugábamos play, salimos a tomar, íbamos a carretes, la vida del joven común y corriente, los cabros se agarraban minas en los carretes de casa, yo simplemente miraba y tomaba mi cerveza caliente, por suerte tenía una compañera que era lesbiana, ella me cachó de una con su gay radar y me propuso que hiciéramos como que pololeabamos para que no nos hueviaran, así que accedí, muy tela la Cami, me salvó de varias, ella era mi hombre, seguimos de amigos hasta hoy.
El Rodrigo era más extraño de los tres, siempre con la huea ordinaria, siempre con el chiste vulgar, igual me hacía reír, nos quería hacer creer que había estado con 300 mujeres, estaba completamente chiflado. En cambio el Pancho era piola, a el le gustaba más comer que otra cosa, era medio pavito, pero buena onda y bueno pa’ la pelota, no paraba de gritar cada 30 minutos: bulla campeón, eran inofensivos, o eso creía.
A veces los cabros se quedaban en mi casa, siempre en mi casa, como mi pieza estaba sola en el segundo piso, no molestaba a nadie, nadie se preocupaba mucho en verdad, podríamos hacer caleta de ruido y nadie nos molestaba. Nos quedamos en mi pieza, webiando, traíamos chelas, haciendo partidas de StarCraft, comiendo comida chatarra, lo típico.
Uno de esos días, llevábamos algo que quizás no debimos: un ron todo ordinario, no teníamos ni coca cola, así que nos tomamos cortitos, mientras jugábamos a confesar hueás.
-Yo cachó que este hueón es hueco encubierto - me dijo el Rodrigo, riéndose
-No pasa nah... - le respondí mirando el piso.
-Hueón, no te hagai, si te he visto como me miraí el paquete - completamente falso, nunca vi al Rodrigo como... de ninguna forma.
-Hagamos un experimento... Panchito, ayúdame con el cabro.
La huea es que entre los dos me quitaron la polera y el buzo, quede solo en boxer, entre risas y forcejeos, de nervioso quizás no paraba de reírme, en especial cuando el Rodrigo también se quitó la ropa y quedo en boxer.
-¿Qué te pasa culiao? jaja vistetee po - le grite.
-Afírmalo po Pancho - y le hizo caso, me tomo de los brazos.
Como estaba mega curado, no opuse resistencia, nada, solo me reía mirando atónito a este parcito haciendo hueas. El hueón del Rodri se puso encima mío, como haciendo flexiones, cagado de la risa, rozando su paquete junto al mío, esperando que se me parará, era su "detector gay" decía "nadie se podía resistir a su power pichula", y bueno, eso hablaba más de él que de mi ¿no?
Lo frotaba con fuerza contra el mío, ambos flácidos, no lograba su cometido, quizás por el alcohol. Pero comencé a sentir algo al rato, algo en mi guata, un dolor extraño, una sensación rica y cálida, su roce eventualmente me hizo estragos, pero en el también y lo sentí, por eso creo que paró, me quedo mirando, el Pancho me seguía tomando fuerte de los brazos, no me podía mover, no quería moverme.
El hueón se acercó a mi boxer y con sus dos manos jaló para ver lo que había provocado, descubrió mi pico parado, completamente parado y hasta con precum en la punta.
-Visteeeeeee hueón, te pille po maraco - me gritó riendo
Yo no paraba de reír, el Pancho tampoco.
-Sigue afirmándolo bien no más - le ordenó al Pancho, quién obedecía como Hodor.
Ahora me comenzó a pajear po, care raja, y ahí ya me dio algo de miedo. "Te vamos a dar un premio por tu confesión compadre", al parecer mi premio era que este hueón me corriera la paja, estaba tan caliente, tan desesperado porque siguiera que guarde silencio, era la primera vez que me tocaban de esa forma, el hueón me la jalaba fuerte, porque estaba jugando, pero yo no, yo no, me gustaba la idea de que no podía escapar, no iba a escapar, el hueón se fue con cuática po, me apretaba con fuerza y jalaba, hasta me hacia cosquillas en los cocos, jaja Rodrigo culiao enfermo de loco.
-Acabe pa' mi po papito - me decía.
Y fue un poco triste, porque al minuto le comencé a decir que parará, me estaba yendo, onda le cuerpo se me estaba yendo. Me retorcía del placer, hasta gemí un poquito.
- Para, por fa... para hueón, no... -
-¿te vai cortao? dale po hueón... dale dale dale dale - y ahí me dio unas estocadas cortitas, pero tan ricas.
y no pude evitarlo, me fui cortado intensamente, siendo masturbado por el Rodrigo, acabe tan rico, tan fuerte, creo que me llegó hasta el pecho el semen, el hueón seguía, ni verme acabar lo hizo parar, hasta que me moví fuerte para salir al baño, me subí el boxer, no dije nada y salí de la habitación. Los otros dos hueónes se quedaron riendo en mi pieza.
Fui al baño, me limpié todo el semen. Estaba algo mareado todavía, me mire en el espejo y me reí caleta, volví a mi pieza y pille a estos dos culiaos con los pantalones abajo, corriendo la paja viendo porno en mi computador.
Ni se inmutaron cuando llegue, estaban viendo ese porno rancio de hombre hetero ahueonao, minas rubias con culos grandes y bueno, también caballeros de picos gigantes, la hueá hizo que se me parará de nuevo, así que los acompañé e hicimos una competencia de quién acababa primero, obvio que perdí si había acabado hace 5 minutos, pero valió la pena, ver al Rodrigo ahora tocándose sin pudor y el Panchito con ese pico gigante que se gastaba el bestia.
Acabamos los tres y nos quedamos tirados encima de la cama, cagados de la risa, llenos de nuestros fluidos por doquier.
Después de esa noche, nos juntamos todos los fines de semana a pajearnos, cada uno en los suyo eso sí ahora, un poco decepción porque quería algo más de interacción, como esa noche, pero al menos los hueones cuando buscaban una porno, se preocupaban de al menos buscar a un hueón que me gustará como modelo, "¿tiene buen pico no?""¿te gustan así no?"
Amigos po.
Igual hubó una vez, solo una vez, una de las últimas, que nos quedamos solos con el Rodrigo e hicimos algo más, quizás después les cuento.
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