Amigo Futbolista III



Antes de leer, repasa:

Primera Parte
Segunda Parte

Richi desapareció, no contestó nunca, La Naty no me volvió a hablar, me bloqueo de todos lados y supe que le contó a todo el mundo lo que había pasado.

Las siguientes semanas me encerré, no quería ver a nadie, ni hablar con nadie. Me sentía tan estúpido, ni intenté pensar, los cabros venian a visitarme de vez en cuando, sabían lo que había pasado, pensé que no querrían saber de mi, pensé que eran un montón de trogloditas que me desterrarían por ser gay, pero no... fueron muy comprensivos, es más, cacharon que el Richi había enviado el video y decidieron expulsarlo, nunca más supimos nada él, más que se fue al sur y adivina... comenzó a pololear con la Naty, hueón raro.

A pesar de que la cosas mejoraron, a pesar de que todos los chicos me hicieron sentir como si nada hubiera pasado, muy dentro de mi me sentía alejado, ya no era uno de ellos, por lo que me retraía, me duchaba después de todos porque no quería que creyeran que me los podía estar joteando, observando como un degenerado (y en parte era verdad) no quería arriesgarme a nada, aunque me llamaban, me pedían que estuviera ahí, pero no.

Los cabros hasta me defendían, porque claro, algunos idiotas en otros equipos cacharon lo que me había pasado y me gritaban hueas homofóbicas en la cancha, para jugar con mi mente, me sentía pésimo pero me alegraba saber que mis compañeros me defendían con hasta violencia.

Mi ánimo y mi rendimiento en los partidos igual se vino abajo y los otros chicos lo notaron e idearon una forma muy poco convencional de hacerme sentir “incluido” nuevamente.

Resulta que justo un día después de mi cumpleaños, tuvimos un gran partido con un equipo de regiones, les volamos la raja y la confianza de los cabros estaba a full, la huea de partido termino 5-0, rompimos una racha de varios partidos, así que ya era momento de celebrar en las duchas.

Cuando llegamos a los camerinos, hice mi nueva rutina habitual, me senté a esperar a que terminará el resto, fingiendo que tenía muchos mensajes internos, pero los cabros tenía otros planes, llegarán semi desnudos cantando feliz cumpleaños, mientras entre cuatro me agarraban para adentrarme al agua caliente, me llevaron hasta el agua y me empelotaron entre todos.






El Eric había entrado un pisco y me estaba dando de la botella, me abrió la boca y me sirvió un largo trago, el que casi escupo, pero me cerró la boca. Yo solo me reía, me pegó bien rápido el alcohol, tan rápido como quede completamente desnudo, los otros cabros también se empelotaron y entre todos comenzamos a saltar, celebrando mi cumple, el triunfo y mi “regreso”, nos vaciamos dos botellas de pisco súper rápido.

No querían que me sintiera nunca más aparte, así que como “Regalo de cumpleaños”, uno a uno hicieron fila, para frotar sus genitales junto a lo míos… súper normal. Entre dos me sujetaron con fuerza, mientras se turnaban para bailarme de frente, tan de frente que sus picos chocaban con los míos, uno a uno fueron pasando, unos más tímidos que otros, pero cagados de la risa, como un ritual.





Creo que intentaban que tuviera una erección, uno a uno fui sintiendo sus picos flácidos, sus bolas enjabonadas, húmedas, mojadas, cálidas, al cuarto chico que se sobajeaba frente a mi, ya estaba erecto y cuando pasó, los cabros celebraron como un triunfo... más pisco sacaron.


Yo estaba en otra dimensión de la existencia, entre el vapor, los cuerpos sudorosos, los picos frotando, sumado al alcohol, me sentía como en casa.

Ahora era el turno del Eric, quién se frotó por largo rato su pico flácido frente al mío, muerto de la risa, mientras los otros degenerados de fondo gritaban “eh!, eh!, eh!”, era entre chistoso y caliente.

Uno de los cabros que me sujetaba era el Carlos, uno de los más serios del grupo (y el más pichulón), siempre pensé que era medio homofóbico y pesado, pero no, al parecer solo necesitaba un par de tragos y una razón interesante, además sentía como cada cierto rato, movía sus manos en mi culo, lo rozaba como que no quería, pero sé que lo buscaba, por eso intenté tirarme hacia atrás, a ver si lo pillaba desprevenido, ya que si estábamos en esa, había que aprovechar ¿no?

Lo último que recuerdo de ese momento en el camerino, fue cuando ya el Eric me agarro el pico con sus manos y como un dejavú, pero ahora con público me comenzó a pajear con fuerza, mientras los demás gritaban riendo y alentando, buscando el climax, como si fuera su goleador en frente de un portero buscando hacer un gol.






La verdad es que me costó irme, estaba algo nervioso, pero de pronto y para ayudarme, el Carlos me metió sus dedos gruesos justo entre los cachete, y acabé como bestia, el Eric se apartó de una, riendo, con algo se mi semen en su mano, el hueón se pasó las manos al tiro por las duchas (hipócrita pensé) mientras los demás celebraban como si hubieran metido un gol.

Después de eso, terminamos de ducharnos, costó porque seguimos algo borrachos, felices, tanto así que hasta el Carlos se me acerco y me comenzó a secar el pelo, lo encontré bien tierno, solo me dijo: "Maricón o no, eris bacán". Quede medio confundido, pero entendí que lo decía en buena.

Nos vestimos y nos fuimos al tercer tiempo. Seguimos tomando y tomando y todo parecía que se había olvidado, me sentí feliz, liberado al fin. Tuve que salir un rato, a tomar aire y de hecho a llorar un poco, llegué a un lugar alejado y me caían las lagrimas, recuerdo que una brisa me rozaba la cara, como acariciándome, como diciendo: “ya pasó lo peor”, hasta que escuché una voz:

- Hola… - era el Eric

- Hola - le respondí, limpiándome la cara.

- ¿Todo bien? Parece que estabai llorando…

- No, no… todo bien - me seguía frotando la cara con las manos - estoy feliz no más.

- Ahh ya, menos mal…

- Oye, gracias por lo de hoy, o sea… no era necesario, pero... uff me sentí parte del grupo de nuevo

- Esa era la idea po…

- Así que eso po, deberíamos volver… - le sugerí

- No, todavía no…

-¿Pasó algo? - pregunté

No, solo quería estar aquí… - se acercó mucho y medio tambaleándose - contigo…

Bueno, aquí estoy po - le dije sonriendo

Se acercó un poco más y ya no necesitamos palabras. Claro, estábamos ebrios y parecía esa ser la tónica de nuestros encuentros, pero no importó en ese momento, solo sentir sus labios por primera vez en mis labios, y a pesar de que nos habíamos pajeado y habíamos frotado nuestros genitales, esto era mucho más íntimo, era mucho más real.

Sus labios gruesos mojados los comía con ansias, nos besamos con rabia, pero nos tocábamos con cariño, era una extraña combinación, tratábamos de averiguar qué era esto y solo teníamos una certeza: no queríamos parar.

 

Sus manos ya estaban jugando sobre mi pecho, por debajo de mi polera, me agarraba los pezones con fuerza, me rodeaba la cintura con firmeza, incluso con su mano se aferraba a mi cuello, pero sin soltar mi boca, sin desacoplar su lengua de la mía, sin dejar de correr el flujo de su saliva a mi boca.

Ya no teníamos ni miedo de que nos pillaran, estábamos solos bajo la noche, detrás de un bar de mala muerte, ni frió sentíamos.

Paramos un rato solo para reír y continuar. Sin darme cuenta, mi amigo comenzó a arrodillarse frente a mí, lo tenía instalado justo debajo de mi pico, el que ya estaba duro. Solo me reía producto del alcohol y porque no podía creer lo que estaba viendo, el Eric arrodillado, bajándome el short, dejándome en bóxer, aferrando su rostro frente a mi paquete, bajando de a poco mi ropa interior y escondiendo mi pico en su boca, parecía que no tenía experiencia, porque era medio bruto, me dolía y no se atrevía a ir tan adentro, de a poco lo fui guiando con mi mano sobre su cabeza, de a poco se fue comiendo cada centímetro, aunque la sacaba rápido porque se atoraba.

-¿Estai bien hueón? - le decía jugando, mientras el hueón solo se reía

Me dio vuelta con fuerzas terminó de bajar todo el bóxer lentamente y mientras lo hacía, sus labios chocaron con mi poto, solo me deje llevar y comencé a sentir su lengua juguetona en mi intimidad era un placer travieso, sus manos en mis caderas, separando los cachetes, se sentían deliciosas y calientes, aunque sin previo avisó me sentí pésimo, recordé todo lo que había pasado con el Richi, fue exactamente igual, al menos en mi mente.

 



Recuperé la conciencia de todo, se me fue curado, me levanté el bóxer y comencé a caminar, lejos, sin decir nada. El Eric confundido me siguió.

-Perdón, hice algo malo?

-No…

-¿Entonces lo estaba haciendo mal?

-No… perdón, es que me acordé del Richi…

-¿Por qué?

-No sé, fue con la primera persona que lo había hecho y me pasó esta huea fea y no sé, me acordé de esa huea y…

Me paró solo con un beso, con un beso me devolvió el alma al cuerpo - Yo no soy el Richi - Me dijo mientras me tomaba la cara con ambas manos y me limpiaba el rostro de mis propias lágrimas. Asentí y nos volvimos a reír.

-Mas encima tengo tu poto en mis labios ahora…

-Jajaja hueón…

-¿Qué? Jaja

-Me dio vergüenza…

-Nah, tenis la media raja - mientras me rodeaba sus manos y me apretaba los cachetes, me sentía como suyo, completamente suyo.

-Vámonos de aquí - me dijo, pero no fue una sugerencia, fue una declaración.

Tomó mi mano y nos fuimos, ni nos despedimos de nadie. Nos subimos a un Uber y nos aguantamos tanto las ganas de agarrar ahí mismo. Llegamos a un motel y con cero vergüenza pagó una pieza, para toda la noche y la verdad el hecho de que fuera “toda la noche”, me hizo temblar las piernas. Sabía de lo que era capaz con sus ex, así que tenía miedo, pero ese miedo rico, total si no vuelvo a caminar, ¿qué importa?

Subimos a la habitación y apenas se cerró la puerta, nos empelotamos de una, la ropa interior voló por los aires, nos tiramos en la cama y seguimos, ahora sin ninguna restricción, amaba como se sentían sus manos sobre mi poto, sobre todo mi cuerpo. El Eric se paró de pronto y se fue al baño, me llamó la atención, como que dio la llave de algo y volvió.

- Prendí el jacuzzi - me dijo en tono juguetón

- Mentira que pediste pieza con jacuzzi

- Sí po, pa' mi reina

- No me hablí así hueón jaja

-Jaja callate maraca, ponte en 4

-Así menos jaja

-Decidete po - me dijo mientras se subía a mi y me dejaba inmovilizado, aprovechándose para atacar y besarme

Nos dimos unos besos más ricos, calientes y mojados, flotábamos nuestros cuerpos como si fuéramos lijas que tenían que desgastarse. Esa primera escena fue deliciosa. Era chistoso, porque nos comíamos, pero de vez en cuando recordábamos quienes éramos y nos reíamos o jugábamos. Me agarraba con fuerza, me daba vuelta, me abría los cachetes y con sus manos inspeccionaba mi ano, pero jugando, me metía un dedo haciéndose pasar por el doctor cachetes y hueas que ahora me dan un poquito de vergüenza, pero me calientan tanto.

Después de unas luchas inocentes en la cama, cachamos que el jacuzzi estaba listo, así que partimos, nos relajamos, pero no tanto. Ahora, más serio me pidió que me pusiera en cuatro justo en una de las esquinas, la espuma hacía que mi poto se viera enjabonado, hermoso según él. Se acerco y me comenzó a comer el culo sin culpa, sin asco, sin miedo.

Trataba de agarrame las bolas con sus dientes, luego gentilmente rozaba su incipiente barba con mi ano mojado y enjabonado, de pronto me lanzaba un poco de agua para sacarme el exceso de jabón, yo lo disfrutaba solamente, el calor de ese jacuzzi se asemejaba a lo que había pasado. Su lengua mojada me daba como testigo de jehova dandole a un timbre, que insistencia, que locura.

Tenía miedo de pajearme porque así, terminaría muy rápido, pero no, el Eric no lo permitía.

Se paró y me pidió que me agachara, obedecí como si fuera mi dios y la vista, dios mío, esa vista todavía me persigue, era un dios, lleno de espuma, mojado, humeante y con el pico palpitante, rojo, poderoso, sin decir ningún palabra, me obligaba a devorarlo y así lo hice, lo puse en mi boca y con mis manos masajeaba sus cocos, se retorcía de placer y ese era el mejor indicador para no parar, para no detenerme, para seguir.

Claro, era rico tener su pico sabroso en mi boca, sus bolas todo, pero la sensación de estar causándole placer a este cabro, y que todo lo que sentía era mi culpa, me hacía sentir útil, no sé, con un propósito. Además, no sé si te ha pasado, pero las reflexiones más cuáticas vienen cuando tienes un pico en la boca. ¿Estaba enamorándome? no sé, quizás... con ese pico cualquiera se enamora en todo caso pensé.

Luego de mamar incansablemente, se agachó, se puso a mi altura y alcanzó mis genitales, comenzó a frotarlos e hice lo mismo mientras seguíamos besándonos, hasta que me susurro algo al oído.

- Te la quiero poner...

No respondí con palabras, solo me puse en posición, le di la espalda y me puse en cuatro nuevamente, esperándolo, me agarré con una mano el poto y me abrí como dándole la luz verde. Se me acercó y sin esperar mucho sentí su cabecita en las puertas de mi ano, de a poco se fue abriendo, costó un poco, dolió bastante, no teníamos ni lubricante, solo un escupito.



Le costó encontrar el camino, quizás estaba acostumbrado a las minas, pero luego de un rato ya estaba encaminado. Qué rico se sentía su pico, era como él, juguetón, algo violento, tosco, y me estaba destruyendo primero antes de darme felicidad. Me la puso entera y celebró su objetivo.

Pero obvio que quería más, así que comenzó la marcha atrás, solo para acelerar su movimiento de caderas. Uff Mete y saca infernal, su mano se turnaba en mis caderas, en mi cuello y en mi pecho, era tierno, era delicado, pero no lo quería así, no ahora.

Nos levantamos y nos fuimos a la cama, él se secó un poco, pero yo no era paciente, llegué primero y solo me tiré en la cama, mojado, abriéndome con las manos

-Hazme mierda hueón - le imploré

Y ahora sí entendió, esta noche quería todo, pero más quería que fuera duro, que me rompiera y me cumplió.

Ya no era amable, ya no era tierno, era una bestia. Me metió el pico de una, por suerte me entró con facilidad y me bombeo tan fuerte, ahora sí recordé lo que le hacía a sus ex. Eso quería, no sé cómo era capaz de mover las caderas así, me la sacaba cortito y de pronto hasta dentro, mi próstata era la más feliz. Condimentaba con las nalgadas mas fuertes y deliciosas que jamás he recibido, me dejó el culo rojo, rojo, pero se sentía tan rico, tan preciso, tan animal. Me estaba marcando y al menos por esa noche, era de su propiedad y podía hacerme lo que quisiera.

Gemí tan fuerte, pero no era necesario fingir, ni exagerar, era lo que estaba recibiendo, ni más, ni menos. Creo que eso lo motivaba, lo calentaba, porque agarraba vuelo y de pronto esos sonidos eran cada vez más fuertes, su pelvis chocando contra mi poto.

Mire hacia atrás y tenía su carita roja, caliente, su cuerpo rojo y sudado, pero paró muy de pronto.

-¿Qué pasó?

- Me voy a ir si sigo así...

-Dale po

-¿Sí?

- Si po, dale así, fuerte.

-¿Dónde te la dejo?

-Adentro

Y eso fue lo único que tuve que decir para que empezará de nuevo con fuerza. Fueron unos 45 segundos de puro cielo, no pude evitar tocarme e irme, casi me desplomé, pero tenía que aguantar, aunque no espere mucho, el hueón pegó un grito que solo se lo había escuchado jugando a la pelota, y vació las bolas en mi culo, onda, literal me salía por litro de mi culo.



Quedamos acostados, jadeando, nos seguimos besando así, cochinos, calientes. Lo miraba en la cama, tan hermoso, tan risueño, algo había cambiado, pero en vez de seguir ahogándome en esos pensamientos, insistí en continuar.

Nos fuimos a duchar y bajo el agua caliente retomamos fuerzas, él no despegaba sus manos de mi culo y yo de sus pecho.

Volvimos a la cama, vimos un poco de tele, hablamos sobre cualquier huea y seguimos dandole.

-Ahora quiero verte cuando te la ponga - Me dijo.

Uff, no se diga más. Lo hicimos a lo misionero y está vez no fue tan fuerte, ni tan salvaje, fue tierno. Levanté mis piernas sobre su culo, las levanté hasta el cielo para recibir su pico hasta el fondo. El no despegaba su mirada de mis ojos, quería ver si la estaba pasando bien, quería asegurarse que su pico me estuviera destruyendo las razones correctas, y lo hacía.

Su cabeza junto a mi cabeza, su pico a fondo en mi hoyo, mis manos alredor de su cuello, el olor a sexo de esta habitación de motel, la calentura, su cuerpo pegajoso sobre mi, la falta de oxigeno, todo hacia que estuviera en el cielo, era el mejor momento de la vida.

De pronto el ritmo cambio, se levantó y quede mirando su pecho fornido, mientras me seguía dando, por su mueca sentí que se quería ir de nuevo, así que empecé a decirle: "vente de nuevo", el hueón sonrió de una manera, se lanzó con todo y me dio duro hasta dejarme llenito nuevamente, esta vez no alcancé a acabar, pero no fue un impedimento, me comenzó a meter los dedos mientras me pajeaba, acaba besandolo con sus dedos dentro mio, qué rico se sintió.

Y así estuvimos toda la noche, descanso piola, luego cachita intensa. Lo monté, salté arriba de su pico, hicimos todo lo que la imaginación y el tiempo nos permitió ese día. Estuvo tan rico que al otro día literal me costaba caminar, el hueón se cagaba de la risa, se sentía como orgulloso de lo que había provocado, yo lo dejaba, porque igual ese dolor de hoyo era sinónimo de todo lo que había pasado esa noche, creo que incluso todavía tenía algo de semen dentro cuando salimos.

Nos fuimos a tomar desayuno, estábamos raja, no habías dormido nada, pero eramos felices. Nos seguimos riendo como si nada hubiera cambiado.




Cuando llegué a casa, un temor se apoderó de mi eso sí, la misma sensación había sentido del Richi, y bueno, eso terminó horrible. Así que por un instante pensé en olvidarme de todo, pero justo recibí un mensaje del Erik.

"Estuvo la rajaaaa yer deberíamos repetir! komo está el hoyo? jajaja sorryy"

Y uff, mi corazón se llenó nuevamente, y las semanas que pasaron le seguimos dando, me pedía que le mandará fotos de mi poto, lo hacía con gusto, el me envía de su pico, nos juntabamos a tirar e incluso pasaban cosas raras.

En las duchas luego de los partidos, era común que los cabros me agarran el culo, en forma de cábala, en especial el Carlos gozaba con eso, yo lo dejaba pasar porque lo sentía como, normal, nos é incluso me gustaba, pero adivina a quién le empezó a molestar? a Eric, le paró los carros a los otros hueones, que debían respetarme y no sé que huea más. Me sentí tan protegido, no sé, a pesar de que lo nuestro todavía no era público ni nada, y sé que puede ser como algo tóxico, pero me gustaba que me celaba, me sentía especial.

Pero claro, Eric no estaba dispuesto a salir del closet. Así que en vez de afrontar sus sentimientos, se fue alejando de a poco y comenzó a pololear con otra chica. Me rompió el corazón cuando supe, pero no hice berrinche ni nada, no le escribí ningún mensaje, ¿sabías que hice? Me agarré al Carlos.

Continuará...




Comentarios

DeeGooX (ren haine) ha dicho que…
Uff valió la pena la espera, un poco apresurado el final diciendo que el Eric se alejo y se puso a pololear le hubiese dado un poco más de desarrollo en vez de decir que te follaste al Carlos eso pero todo lo demás bkn

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