El secreto de Alex II
No te voy a mentir, la pase muy mal durante las primeras semanas. Ya sabía, no debía engancharme, no debía, pero lo hice igual y en tiempo record. Lo que más me atormentaba era pensar que él creía que yo no lo iba a apoyar, o le daría la espalda al saber a qué se dedicaba en el pasado, filo con todo eso. No me importaba, pero ¿cómo se lo podría hacer saber? No había forma, no quería saber de nadie.
No podía sacármelo de la cabeza. |
Así que como buena persona autodestructiva que soy, me esforcé en buscar un pico fácil. Necesitaba olvidar a mi amor de dos semanas ¿ok?, voy a culear, ¿qué más da? Así que me baje las apps que tenía desinstaladas e intente conversar con lo que saliera, necesitaba sacarme al Alex de la mente.
La primera cita, pues, no fue mala. Llegó un chico que se veía simpático, medio flaco, tenía buena herramienta, medio fome, tanto que luego de meterla durante dos minutos se fue cortado, y ni se preocupó de que yo terminará, ni tampoco un abracito, nada, nada. Está bien, no era eso lo que quería, pero era inevitable hacer comparaciones. En especial cuando te la ponen de perrito, y sientes un pico, pero no es el pico que quieres y aunque busques y busques, sabrás, que no habrá pico que te rellene como ese, así de romántico me pongo a veces.
Así que a la tercera cita malograda con hueones pencas, abandoné la misión, ni siquiera me sentía satisfecho. Tenía que olvidarlo primero. Así que hice lo más sano que pude hacer: Me emborraché como piojo, y fui a la disco donde este hueón se presentaba, no fue difícil averiguarlo, pero Karen tiene sus contactos.
Llegue tarde, solo, medio volado también, listo para hacer el ridículo más grande del año.
Entre y me senté en una de las mesas de atrás. El show comenzaría a las 23 hrs. Así que espere, seguí tomando hasta que llegó el momento. Aparecieron los primeros galanes bailando aceitados y en ropa interior pequeñita, mostrando sus presas a una decena de gays calentones, la euforia era razonable, eran lindos los cabros.
El tercer hueón en salir era el po, el Alex, no pasaron ni 5 minutos antes de que se quitara toda la ropa, y nos demostrará su cuerpo perfecto aceitado, era el chico por la que los gays gritaban más fuerte. Obvio que no me vio, obvio que atiné al final a no hacer nada. Me quedé sentado en esa mesa y lejos de enojarme o cualquier cosa, me dio pena.
Me sentí patético, lo veía tan lindo, tan deseado por todos aquellos, que no sé, casi me pongo a llorar (siéntase libres de sentir vergüenza ajena por mi). Quedó con el pico al aire y solo atinaba a decir en voz alta “yo se la chupe a ese cabro, es un buen cabro”. Terminó su show y la disco siguió su rumbo. Todos bailando, emocionados y ya no me sentía bien allí.
Me iba a ir cuando un chico me metió conversa, era agradable y lindo, así que nos quedamos un rato, hablando de hueas, intentando olvidar lo que recién había pasado. La verdad es que me incomodaba, así que hice como que iba al baño, pero en realidad me fui del lugar. Llegue afuera, el aire era bastante fresco esa noche, lo cual era súper raro. Me fume un cigarro, tratando de hacerme entrar en razón mientras pedía un Uber.
Justo en ese momento noté que salieron varias personas de la entrada del staff, entre ellos… él. Me quedé congelado por unos minutos, estaba vestido de buzo, normal, me quedo mirando con cara de asombro y atinó a decir un:
-Hola…
-Hola po…
-¿Cómo has estado?
-Bien, todo bien ¿y tu?
-Mmmm no muy bien la verdad
-Así supe
-Sorry si tuve que salir corriendo, no quería molestarte, espero que lo sepas.
-No, si entiendo, lo que no entiendo es porque pensaste que me podía haber molestado todo esto.
-Son mis problemas, no me gusta involucrar a las personas en ellos, es así de simple.
-No, créeme que lo entiendo, no vine a molestarte la verdad
- No venías a verme?
-Al principio sí, pero luego de verte en el escenario, pensé “está bien”, no te voy a molestar.
- Lo lamento
- No, no lo lamentes, solo que… yo te hubiera apoyado, a veces, no sé, todos necesitamos un poco de ayuda, contención, qué sé yo .
Me calló con un abrazo bien apretado. Sentir su cuerpo junto al mío me trajofd recuerdos tan gratos, tan lindos, mis manos le rodeaban su cuello, no quería soltarlo.
El Alex ya no vivía en el departamento que conocía, estaba viviendo con un amigo en el centro de Santiago, pero solo por los fines de semana, en la semana se iba a Viña del Mar a intentar solucionar la cagá que le dejó su socia.
Esa noche, me atreví a decirle que se fuera conmigo, que se quedará en mi casa, la pensó por 1 minuto entero, antes de decirme que sí. Nos tomamos el Uber, subimos al depa. Había algo en el aire. Nos miramos en el ascensor, como riendo, sabíamos que pasaría, a pesar de estar cansados y agotados, aceitosos.
Le dije que se tomará una ducha y me hizo caso, estuvo allí harto tiempo. Mientras, le preparé una comida ligera. Cenamos hablando, mirándonos con esa complicidad que pocas veces había sentido. Se nos caían los ojitos, así que nos caímos dormidos. Nos teníamos ganas, pero el sueño nos mató.
Esa noche fue solo un abrazo largo en la cama. No había tiempo, ni necesidades que suplir más que las de cariño. Fue la mejor noche de todas, despertaba cada dos horas, con sus manos oscuras alrededor mío. Siento que él también lo necesitaba después de todo lo que había pasado.
Pero no solo de pan vivo solo el hombre. Esa mañana aproveché para despejar algunas dudas sobre a qué me refería cuando hablaba de apoyo. Desperté con un pico duro en el culo, la matutina se hacía presente y de qué forma, era el mejor buenos días. Me dio vuelta y me dio un beso, y me comenzó a tocar, toda la energía de la noche volvió de golpe. Me empezó a masturbar con fuerza mientras me comía a besos, mientras yo intentaba agarrarle el paquete, nos corrimos la paja simultáneamente, frotando nuestros picos de vez en cuando, no había competencia, su pico de alfa me humillaba completamente, pero no lo sentía así, me guiaba, me daba fuerzas, era deliciosa la sensación. Paramos por un momento cuando cachamos que queríamos más.
Me paré y me fui a la ducha, dándole a ver mi culo hambriento.
Ok, culiar en la ducha es incomodo, pero nadie culiaba todavía, aprovechamos de besarnos, de tocarnos rico, de pasarnos jabón bajo el agua. Oh la huea caliente. Lo mejor era como se agachaba para comerme el culo a dos manos, me tenía completamente abierto, mientras me pasaba sus manos por los cocos. Tan detallista que es este muchacho, nadie, te juro, nadie en la vida me había comido el culo así, con una lengua de movimientos tan variados y profundos, estrellitas me dejó viendo.
Cuando salimos para concretar, ni nos secamos, nos tiramos a la cama donde proseguí con mucha audacia, con una chupada de pico, bien mojada, dura, erecta. El hueón ahora estaba completamente depilado, imagino que un por los gajes del oficio, no me importó, igual me lo devoré todo. El me veía muy concentrado y me sentía como dando un espectáculo de teatro, la gozaba cuando la hacía desaparecer. Pero no todo era sobre él. Me tiró sobre la cama, me levantó las piernas y comenzó a toquetearme el hoyo, con un poco de lubricante me metió un dedo y luego el otro, me comenzó a dilatar así, y qué manera de hacerlo! a los 5 minutos estaba más abierto que líder saqueado.
Solo me abrí un poco más, estirando mis patas lo más que podía para atrás, para que pudiera, sin contratiempos, penetrar mi cuerpo con su pija de más de 20 cm, te juro que no sé como salí vivo de culear con este hombre, no tiene sentido, estoy seguro que reajustó todos mis órganos internos con cada metida que me daba este hombre.
Lo importante era sentir, sentirlo dentro, sentir su pico grueso haciendo estragos, ver su rostro gozando mientras se adentraba centímetro a centímetro, era una huea tan caliente, tan caliente que sudaba la gota gorda y lo amaba, lo mejor es que el cariño no dejaba de sentirlo cuando agarraba vuelo y me la metía duro, no, aún así sentía su cariño con cada metida. Daba lo mismo como me tenía, si misionero, si a lo perrito, cada postura era deliciosa con él.
Para poder finiquitar el momento, pensé, debo montarlo. Debo hacerlo acabarlo yo. Así que lo hice po. Invoqué a mi shakira interna, y me senté arriba del pico. Uff. Lo cabalgue tan rico, el hueón puso su mano sobre mi pico y me masturbe con el movimiento, mientras me daba duro contra mi próstata, sentí que el hueón desaparecía toda su esencia en mi culo y así lo hizo, explotó, y apenas lo hizo, acabé yo, casi perdí la noción de todo, le acabe todo en su pecho, mientra el hueón me acabo dentro de mi poto.
Soñao po. Me salí de a poco, pero no me dejó, me agarró de la cintura, me dio vuelta, me tiró sobre la cama. y me la volvió a meter, empujando todo su semen hasta más adentro mío.
-Para que no me olvides - me dijo, mientras agarraba mi carita y me daba un beso en la frente.
Esa fue la primera dle día, lo hicimos en toda la casa, hasta en la cocina, solo parábamos para comer algo liviano y volvíamos a hacernos mierda. No te explicó cómo dormí ese día, con el poto adolorido, el pico rojo y el corazón llenito (y también más lleno de leche).
Se quedó conmigo hasta el domingo, se fue a Viña esa tarde, lo fui a dejar hasta el terminal, nos despedimos de un abrazo y quedó con que volvería el viernes, tenía que trabajar igual, pero se quedaría conmigo. Ok. Con eso podía vivir. No hablamos de sus problemas, él no quería, era muy orgulloso con respecto a eso, no me importó mientras no desapareciera.
Esa semana hablamos todos los días, todo iba súper bien. Demasiado bien para mi gusto. Sabía que algo iba a pasar y no me equivocaba.
Karen, la simpática Karen, me mandó un mensaje un jueves creo, uno que me cambió el humor y la felicidad de la noche a la mañana, gracias Karen. En el mensaje de WhatsApp iba un link y un texto: “mira lo que me mandaron”, el link era de www.sexourbano.com, resulta que el Alex tenía un perfil ahí, así que no solo era stripper, sino también scort.
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