El secreto de Alex II
No te voy a mentir, la pase muy mal durante las primeras semanas. Ya sabía, no debía engancharme, no debía, pero lo hice igual y en tiempo record. Lo que más me atormentaba era pensar que él creía que yo no lo iba a apoyar, o le daría la espalda al saber a qué se dedicaba en el pasado, filo con todo eso. No me importaba, pero ¿cómo se lo podría hacer saber? No había forma, no quería saber de nadie. No podía sacármelo de la cabeza. Así que como buena persona autodestructiva que soy, me esforcé en buscar un pico fácil. Necesitaba olvidar a mi amor de dos semanas ¿ok?, voy a culear, ¿qué más da? Así que me baje las apps que tenía desinstaladas e intente conversar con lo que saliera, necesitaba sacarme al Alex de la mente. La primera cita, pues, no fue mala. Llegó un chico que se veía simpático, medio flaco, tenía buena herramienta, medio fome, tanto que luego de meterla durante dos minutos se fue cortado, y ni se preocupó de que yo terminará, ni tampoco un abracito, nada, nada...